miércoles, 30 de marzo de 2011

Te busqué

Te busqué entre las sombras que danzaban en las paredes, en aquel atardecer lleno de colores pintado en el cielo. Te busqué en el olor a jazmín, en la piel de aquel chico, en la desesperación de la noche en soledad. No te encontraba y seguía buscando. Te buscaba en las lejanas estrellas de la noche, en el amanecer, entre los suaves tonos de la flauta y el ritmo que llenaba el espacio aquella tarde de verano. Te busqué entre mis recuerdos de la infancia, entre juguetes usados, polvo y apuntes que ya no servían. Te buscaba entre las hojas caídas de otoño y el frío sol de primavera. Me enamoré y te seguí buscando, ¿quizás en aquel abrazo? Luego te buscaba en el abandono y la soledad, el desamparo y el dolor. Casi dejé de creer que existieras.
Te busqué entre aquellas mujeres debajo de la luna nueva, ahí te podía percibir, pero un instante más tarde te había vuelto a perder. Te buscaba en los ojos de los niños, las manos agrietadas de los ancianos, en el viento, en la soledad, en el silencio… Te buscaba en Dios, en los templos, en el amor y el desamor. Sólo me encontré con tu suave fragancia, sí, existías, habías estado por aquí, habías rozado estas paredes con tu presencia. Te buscaba entre los bloques de cemento, movimiento, coches y el ruido de la cuidad. Y te buscaba en la naturaleza, en el manantial lleno de sabiduría que limpiaba, alimentaba y sanaba. Si no te encontraba ahí ¿dónde podrías estar? Solo te podía percibir entre la sublime belleza y el amor incondicional, pero siempre jugando al escondite. A veces me daba la sensación que me contemplabas desde algún lugar, pero si me giraba para encontrarte ya no estabas. Intentabas guiarme y ayudarme, pero el ruido a mi alrededor era demasiado fuerte como para permitirme escucharte. Y otras veces el silencio demasiado compacto para ser atravesado.

Un día te busqué dentro de mí, y te encontré. Te encontré recorriendo mis venas como la sangre, llenando mis células, mi alma, mis huesos. Te encontré en la quietud que reinaba entre pensamiento y pensamiento, en el silencio de mi alma, en el sutil mensaje de mi intuición. Te encontré en mi agrietado y asustado corazón lleno de amor, en mi hígado y mis pulmones. Te encontré debajo de mi piel, en mis estrías, la leche que llenaba mis pechos, el útero que palpitaba con amor. Te encontré abrazándome, creyendo en mí, susurrándome que yo era valiosa y querida. Siempre habías estado ahí,  pero yo nunca te vi porque estaba demasiado ocupada buscándote y soñandote en mil lugares fuera de mí. Ahora que te he encontrado seguiré a tu lado. Seguiré alimentándote con mis experiencias, permitiendo que tus actos y deseos se conviertan en míos. Te escucharé, me quedaré quieta, me moveré cuando me pidas que baile. Y soltaré y volaré ahora que estás conmigo porque ya no hay nada de qué tener miedo.  

jueves, 24 de marzo de 2011

Para una libélula

¡Rompe, empuja, sal de tu cáscara!

Pequeña ninfa, ya es hora de convertirte en libélula, por fin, saca tus alas y ¡vuela!
No, no te vuelvas a esconder en tu cáscara, no te encierres en tu miedo. Aún queda mucha música por bailar, aire por saborear y alma por amar. Ven. Alcanza mi mano y confía. Tu cuerpecito frágil aún duda y tiembla, intenta volver a la oscuridad, protegerse con esa armadura que tu corazón ha ido construyendo para no ser alcanzado y dañado. Pero el amor no te hará daño, te hará aún más fuerte. Cantar desde el alma no será delatarte, será vivir tu verdad. Tu voz temblará, pero será bello. Nadie más conoce tu canción ni tus tonos, así que nadie podrá cantarlo por tí.
Mantengo tu alma en la palma de la mano, con miedo de apretar demasiado fuerte. Tan sólo una chispita de luz, un pequeño suspiro. Pero tan lleno de miedos y dudas, sueños y esperanzas, amor, milagros y risas.

Las hojas de otoño y la lluvia se convirtieron en simplemente viento e invierno. Quizás tengas miedo de que las lágrimas del cielo peguen tus alas al cuerpo y que no puedas volar. O que ahí fuera no haya nada que no sean nubes grises y aun más frío. Pero si miras fijamente verás los cristales de la nieve lejana, y percibirás la energía acumulada debajo de la tierra, esperando a que el sol caliente para que la vida vuelva a germinar. Sentirás que pronto, pronto cantará la hierba y brotará la luz entre las piedras.

Cuando naces de verdad te emociona el canto silencioso del universo que penetra tu alma, la danza de las hojas al viento, la luz del sol entre las nubes y la quietud de tu propio baile. No resistas más. No siguas escondiéndote entre disfraces y quehaceres, ya puedes volver a encontrarte, volver a nacer. Duele. Al principio pasamos frío y nos sentimos solos y desprotegidos. Pero es tan sólo hasta que te des cuenta de que todo lo que antes te envolvía y protegía, en realidad sólo impedían tus sentidos de sentir y tu corazón de latir libremente.

Tu escudo y protección no son más que costras de una vieja herida que ya no sangra. Yo también veo tu cicatriz, pero ya no te hará daño. Ahí está para acordarte hacía dónde dirigir tus pasos. Pero deja que el sol la queme y el viento la acaricie, piel nueva cercerá y tu cuerpo seguirá bailando.

No estarás sola nunca más, somos uno con el todo, conectados en el espacio y el tiempo con hilos invisibles. Yo soy tú. Y tú eres la libélula que baila dentro de mí.

martes, 22 de marzo de 2011


Bienvenidos todos a pasar un buen rato con velitas, danza y un té en la tetería más acogedora que he concido!!! 
 
Danza del vientre  

el sábado 26 de marzo a las 21:30h 

en la tetería Queda´Te 

c/ Maestro Tomás Bretón, nr 8, local 10  
29140 churriana Málaga
http://www.facebook.com/#!/event.php?eid=161367523918784

martes, 1 de marzo de 2011

"Damos nacimiento a ideas, relaciones, arte, esperanza, paz, criaturas y las unas a las otras. Permite que los ritmos de la Naturaleza te susurren. Siente como la Luna crece y declina, el cambio de las hojas, la amenaza de la tormenta, la llama del amor. Acepta las emociones que estos ritmos traen consigo y baila con ellas. Enséñame las sabidurías de la risa y la bendición de las lágrimas. Eséñame a amar sin pedir nada a cambio y a confiar en mi intuición. Enséñame a alimentar mi alma. "
                                                                                         Terry Madden