Páginas

martes, 12 de noviembre de 2013

El miedo y el ciclo vida-muerte-vida

El patriarcado y el miedo a lo incontrolable. El matriarcado y la confianza en lo desconocido.

Nuestro mundo está construído basándose en el miedo. Los niños no pueden estar solos, este parto está tardando demasiado así que haremos una cesárea, tomamos analgésicos y calmantes para no sentir dolor ni agitaciones mentales, cerramos las casa y coches con llaves y alarmas para que nadie pueda robarnos, vacunamos, prevenimos, nos preocupamos, nos llenamos de miedo... ¿De qué queremos salvarnos? ¿Qué intentamos controlar? ¿Lo incontrolable? ¿La muerte? La muerte que es parte de la vida, lo incontrolable que te hace fluir con la vida.
No pretendo que dejemos todas las normas de seguridad. No quiero decir que dejemos de usar cascos ni cinturones, hacer pruebas médicas o poner normas para las barbacoas en verano. Por supuesto que no. Pero nuestra mundo no debería construirse sobre el miedo y la evitación. Ojalá pudieramos
cambiar esas palabras por cuidado. Si nos cuidamos, nos ponemos el casco. Pero quizás una anestesía o una cesárea no necesáreamente sea cuidar de la madre y del bebé. Hay una ligera, pero importante diferencia. ¿Si pudiéramos confiar sólo un poco más? ¿Si pudiéramos soltar las riendas y dejar que la vida surga por si misma? Creo que en el fondo todos estos miedos surgen de nuestra distancia del cíclo vida-muerte-vida que aunque intentemos esquivarlo, poner mil barreras y llaves de seguridad, cerrar los ojos o salir corriendo, siempre será parte de nuestra vida.

Esta entrada, esta necesidad de compartir sobre los miedos y la confianza, surge de los momentos cuando más soledad y miedo he sentido. Esos momentos se han grabado dentro de mí, no como algo desagradable ni horrible, si no al revés se han grabado como momentos llenos de vida y amor. Porque he descubierto que el miedo sólo existe en el patriarcado, donde intentamos vivir adelantándonos a los acontecimientos. Estamos para prevenir y controlar. Entonces surgen las preguntas y las preocupaciones. ¿Qué debo hacer? No debería haberlo hecho o no sabré como afrontarlo...  y ¿si pasa esto?
Pero después de atravesar una noche temorosa en el bosque de los miedos y el vacío que deja la desconfianza y la soledad, descubres la paz y la confianza. Podría haber prevenido muchas cosas. Podría haber controlado la situación mejor. Pero entonces, me hubiera perdido emociones intensas y vivas, esa conexión entre las cosas y que todo tiene un sentido. Para mí, la emoción más fuerte que nacieron de esos momentos fue el amor

Así, tal cual. El miedo se conviertió en fuerza, en amor. En vida. Si, se convirtió en vida.

He descubierto, que las cosas que más miedo me dan, más temerosas me parecen, cuando decido confiar y dejar que el universo actúe, se converten en los momentos más mágicos de la existencia.
Hace ya unas semanas fui al mar con mi familia. Flotaba con las olas del mar contemplando el juego de luz entre la luna y el sol que ascendía detrás de las montañas coloreadas de gris y rojo. Quién podría decir, que hace tan sólo unos años, sumergirme en el mar hubiera sido imposible? Que temía el agua y las profundidades hasta el punto que cada noche soñaba con ello? Y ahora, para mí es la meditación más profunda, mi manera de conectar con el mundo más allá: sumergirme en el agua y dejarme llevar por las olas llenas de sal.  Mi miedo, se convirtió en amor y vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario