sábado, 19 de julio de 2014

Un suspiro de mí

Hace tiempo que no escribo. Estoy aquí, lejos del teclado, pero cerca de mi ser y mi danza. Hoy os la dedico, en la orilla donde aprendí a nadar, andar, correr... soñar. Contemplando las gaviotas rozar sus alas en la superficie del mar vi por primera vez algo danzar. Ahora, 29 años más tarde la danza sigue. Las gaviotas rozan sus alas, el bosque el suspiro del viento. El atardecer mi cuerpo y el mar la eternidad. Aquí, la danza siempre continúa.