A veces me han preguntado si no desearía tener a una hija para poder transmitirle mi visión de la feminidad, enseñarle a bailar y amar su cuerpo desde pequeña.
Si alguna vez el alma de una niña/mujer quiera entrar en mi vientre, será más que bienvenida, pero ahora, siento que tengo el trabajo más importante entre mis manos criando a un varón. Porque hoy es un niño, pero mañana será un hombre. Un hombre que amará a una mujer (o varias, o a otro hombre), tratará con sus amigas y compañeras de trabajo, con sus amantes y sus hijas si los tiene.
Así que creo que, casi más importante que transmitirle una visión consciente y respetuosa de la feminidad a una niña, es transmitirselo a los niños. Para que crezcan respetando y amando a las mujeres por lo que son. Y que encuentren su lugar en el mundo como hombres, hombres de verdad llenos de amor y compasión. Para poder romper con el sistema patriarcal, no desde abajo, si no desde todos los laterales.
Mi hijo tiene ahora seis años.
Me ve desnuda a diario. Y dice que mi cuerpo es bello.
Conoce mi cuerpo como si fuera suyo. Conoce mi olor y los lunares de mi piel. Sigue tomando el pecho, aunque poquito a poco lo está dejando, y me acaricia con la mano que tiene libre mientras se llena de mí. Sabe que tengo útero, que será ahí donde crecerán sus hermanos el día que lleguen a nuestras vidas, que mi útero se puede poner tenso y entonces me duele la sangre, y que cuando bailo la masajeo y relajo a través de los movimientos de la pelvis.
A través de mi cuerpo interiorizará lo que es el cuerpo femenino.
A través de mis actos y mis palabras irá moldeando su imágen de lo que es una mujer.
No le sorprende el pelo en mi pubis ni que unos días al mes sangro. Sabe bien lo que es, que no es nada malo ni sucio, si no útil y sanador. Conoce mi ciclicidad, me respeta y me entiende. Sabe que somos distintos, y eso nos acerca.
Él no cree que hay tareas que son femeninas y otras que son de los hombres. Le parece normal que yo sea la que entiende más de coches y que mi pareja el que entienda más de cocina.
Sabe cómo nacen los hijos y cómo podemos ayudarle a la mamá para que esté relajada y disfrute.
Sabe que somos igual de valiosos, sin importar la edad, el sexo o el orígen. Yo no sé más por ser su mamá ni por ser mayor, yo le puedo contar lo que yo creo, pero sabe que lo único que vale para él es lo que siente por dentro. Y para mí, lo que yo siento en mi cuerpo.
A todas las que teneis un hijo. No so escondais. Os pido, desde lo más profundo de mi alma, que le hableis sobre vuestra menstruación, sobre lo que significa ser mujer. Sobre vuestro pechos que sienten y hablan, vuestro cuerpo que amais. Y más que hablar, enséñale vuestro mundo, vuestro interior, vuestra sangre y vuestro cuerpo. Enseñale el respeto y el amor, por todo lo que existe. Transmítele vuestra visión de la feminindad y vuestra alma de mujer. Demuéstrale con vuestros actos, que no hay nadie que valga más que otro, ni que sea más importante ni más valioso. Así le dejais la puerta abierta para ser el hombre que se merece ser.
Un infinito abrazo,
Mamá de un soñador
Hermoso... hermoso... hermoso!!! Y muuuy valioso ♥ Abrazo lleno de luz y verdad ♥
ResponderEliminarBonita reflexión, Sofía!!! Sea niño o niña, da igual, lo importante es no obstaculizarles el camino, "enseñarles" a que se respeten y respeten a los demás tal y como son. Ya sabemos que no hay nada como el ejemplo. Si cualquier niño ve que su padre y su madre se respetan y lo respetan, si ven cómo actúan en el día a día... no hay más que añadir. Ese es el mejor regalo. Padres conscientes, hijos conscientes.
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