Mi sangre menstrual es el conjunto de lo que he vivido, comido, sentido y experimentado en el pasado ciclo. Aunque estamos acostumbradas a contar el primer día de sangrado como el primer día de nuestro ciclo menstrual, en realidad es la culminación del ciclo. En la sangre está reflejado todo aquello que hemos vivido a lo largo del mes. Tanto lo que hemos comido, nuestro estado físico, nuestro equilibrio o desequilibrio hormonal, pero también nuestro estrés, nuestras emociones, nuestras sombras y nuestro estado de ánimo. Porque todo ello tiene un efecto en nuestro cuerpo y sobretodo en nuestro ciclo menstrual. ¿Se retrasa el sangrado o la ovulación? ¿Duele más de lo normal? ¿Estás tensa? ¿Es más abundante o escaso? ¿Claro o oscuro, espeso o líquido?
La menstruación no es la que nos falla o no funciona como debería, al revés, es quien nos avisa de que algo va mal. O que necesitamos cambiar algo. O simplemente refleja lo que pasa en nuestro cuerpo. El cuerpo femenino menstruante tiene un gran regalo, un feedback que una vez al mes nos cuenta lo que pasa en nuestro interior, los cambios o problemas quizás demasiado sutiles como para contemplarse en el resto del cuerpo. Entonces, ¿cómo aprendo e leer mi sangre menstrual? Partimos de algo muy importante: la menstruación no debería doler. Una cosa es sentirse más cansada durante los días de sangrado, con suaves calambres que nos piden descansar con los pies en alto, nos invitan a escucharnos y respetar el gran trabajo de desechar y limpiar que está haciendo nuestro cuerpo. Otra cosa muy diferente es el dolor. Dolor en los ovarios, en la espalda, los riñones, el útero… Ese dolor nos está diciendo algo. No importa que haya estado presente desde la primera menstruación que tuvimos, no debería ser así. No significa que sea algo grave, alguna enfermedad o trastorno (aunque, al existir dolor persistente o cualquier anomalía es importante hacer una revisión, o dos o tres, para asegurarnos de que no sea algo que necesita intervención médica o tratamiento) simplemente es posible que la des-conexión con nuestra pelvis y útero, rigidez, posturas y movimientos incorrecto, tensión y estrés crea ese dolor que a menudo creemos que es normal e inevitable (puedes leer más aquí ¿Dolor Menstrual?)
Segundo, es importante conocer tu propia menstruación. El color, espesor, presencia de coágulos, cansancio, abundancia… nos puede dar pistas muy importantes, pero lo que más pistas nos da es cuando algo en tu sangrado cambia de mes a mes. Suelen ser condiciones bastante regulares, tanto cuantos días sangras como el color o cualquier otra característica, y cuando eso de repente cambia de un mes a otro, o un cambio más gradual a lo largo de unos meses, nos habla de algo que está cambiando, algo que nos haya afectado a lo largo del ciclo pasado. El sangrado menstrual es el resultado, es como un resumen de nuestro ciclo pasado tanto físicamente como emocionalmente.
Así que, antes de ver qué pueden significar todos estos cambios (que podrás leer en la próxima entrada) es importante que empieces a observar tu sangre. Tu médico o ginecólogo no va a saber si para tu organismo es mejor tal o cal cantidad de sangre, o tal o cual cantidad de días. Hay muchas variedades que caen dentro de lo normal y lo sano. Pero tú si puedes decir cuando algo cambia, cuando algo te parece diferente. Así que otra vez, observa tu sangre. Toca, huele y siente. Si usamos tampones o compresas convencionales esto es difícil, si no imposible, porque el líquido es absorbido, el color y olor cambia, y solo se quedan los restos más espesos para observar. Por ello, una copa menstrual, compresas de tela o el sangrado libre te puede facilitar mucho el proceso (aparte de mejorar tu salud menstrual). Puedes leer más sobre las alternativas saludables para la menstruación aquí Alternativas saludables y ecológicas para el sangrado menstrual y sobre el sangrado libre aquí Menstruación: Sangrado Libre parte I y Sangrado Libre parte II.
¡Te deseo feliz viaje observando tu ciclo y sangrado, y en la próxima entrada veremos qué significan las diferentes características de tu sangre!
Texto: Sofia Nikander