"Es maravilloso cómo el Universo comienza a ayudarte en el momento en que estás dispuesta a cambiar. Te ofrece lo que necesitas: un libro, una cinta, un maestro, un amigo que te hace un comentario aparentemente insignificante y que de pronto adquiere un profundo significado para ti. Presta atención a todo lo que sucede a tu alrededor cuando empiezas a realizar cambios interiores y sigue las señales. Recuerda que tu mejor indicativo son tus emociones; ellas te dirán cuándo estás en el camino correcto"
Louise L. Hay
Estoy dispuesta a cambiar, a crecer, aprender y ayudar. Estoy dispuesto a seguir dando pasitos en este camino mío, que empezó a formarse hace muchos años, pero que hasta unos pocos era invisible. A mi lado andan muchas mujeres y amigas, y nos guía la doula Susana Olalla, una mujer increible y sabia que nos hace posible esta Formación de Doulas aquí en Málaga. En este primer seminario, que duró el fin de semana del 22 y 23 de enero 2010, hablamos de la matrona y la doula, asistencia y acompañamiento, y pudimos disfrutar de la comadrona Mireia Marcos, su dulzura y sencillez, energía y capacidad, junto con la doula Susana Olalla. Nos hicieron nacer y parir, entre estellos de emociones secretos y escondidos. Pero también nos ofrecieron toda la información practica del papel de la matrona y la doula, cómo deben trabajar juntos, las partes bonitas y difíciles del trabajo, y todo relacionado con el parto en casa y el parto hospitalizado.
Quiero simplemente compartir las reflexiones y pensamientos que voy teniendo durante los seminarios, estos encuntros con mujeres concientes llenos de energía y amor. Puedo decir que hay un antes y un después, un Yo sombreado sin conturas, y un Yo fuerte y confiado que brilla con una luz nueva.
Lo más grande que he aprendido en este seminario ha sido confiar en mi misma y mi capacidad para dar a luz. Yo estaba a favor de los partos en casa, y me parecía de lo mejor y más natural para un bebé. Pero no conseguía ver que eso también me incluía a mí, mi cuerpo y mi historia. Cuando mi hijo nació por cesárea hace tres años me dí cuenta de la sombra que descansaba sobre todas las mujeres de mi familia. Empecé a sumar uno más uno, mi madre tuvo tres cesáreas porque no diltaba, mi abuela se hizo la histerectomía después de dos partos que duraron tres días con contracciones que no parecían hacer efecto. Mi hermana no dilataba hasta que le pusieron el epidural y nacieron sus gemelos. Yo me quedé estancada en 2 centímetros con contracciones fuertes durante 12 horas.. hasta que dejé que me pusieron el epidural, me desconecté de mi misma y conseguí dilatar sin implicación emocional. Y terminé en cesárea. Primero asumí que las mujeres de mi familia "no sabían dilatar". Luego aprendí que un parto no es sólo físico si no también emocional, y que la sombra que nos oscurece se puede llenar de luz y desaparecer. Cuando estás ahí, en el filo invisible entre la vida y la muerte, tienes que estar entera, conectada con esa mujer-animal que no conoce el neocortex ni la lógica.
Yo deseaba un parto en casa, pero el miedo de que yo no sería capaz se escondía debajo de mi piel. Ahora sé que necesito sanar de algo que todavía no conozco, pero algo que llevamos arrastrando las mujeres de mi familia desde hace siglos, y que así sanaré a todas, las del pasado y las que están aquí conmigo. Ya no tengo miedo, simplemente confío y doy las gracias porque sólo así podía darme cuenta. Si hubiera tenido un parto fácil, sin complicaiones hubiera seguido viviendo en una mentira artificial, sin ni siquiera saberlo.
Hace tres años empecé el camino hacía mi sanación, y aunque estoy más cerca me queda mucho por crecer. Pero es curioso cómo la Vida, cuando decides cambiar, te ofrece las posibilidades y las personas para hacerlo. La energía tan viva y amorosa del seminario permaneció durante varios días en mis células. Nunca había sentido nada parecido, pero al mismo tiempo era de lo más natural y familiar. Simplemente me sentía bien, feliz, entera y conectada conmigo misma.
En el seminario había muchas mujeres en busca de lo mismo, con sus bebés y niños en una convivencia sin problemas. Algunas embarzadas, con planes de partos en casa, otras simplemente deseando aprender para crecer como personas y doulas. Todas estabamos ahí, atraídas por la ídea de poder ayudar a otra mujer a parir con amor. "Para cambiar el mundo primero hay que cambiar la forma de llegar a el."
Gracias a todas por poder formar parte de esto, estoy deseando volver a revivirlo.
Hasta el próximo encuentro.
sábado, 16 de enero de 2010
viernes, 8 de enero de 2010
Expresar a través de la Danza
Hay miles de formas creativas para sacar la verdad interior que llevamos dentro. Son simplemente distintos idiomas para decir lo mismo, para traducir el habla del alma, y compartirlo con el mundo exterior. El baile, la pintura, la poesía... son solo algunos, y cada mujer tiene que encontrar su manera, su idioma, su forma de expresión.
La Danza del Vientre es solo uno más, pero uno con la que muchas mujeres se sienten identificadas, ya que los movimientos del baile se han transformado durante miles de años para liberar y hacer girar la energía femenina. Sus movimientos ondulares y golpes de cadera se centran en el manantial de la energía fenemina y la energía sexual: la pelvis. Los movimientos suaves y serpentinos con los brazos conectan con el cielo y el Universo, ofrece y dirige la energía que penetra el cuerpo de la mujer danzando. A través de los pies descalsos que sacueden el polvo del suelo llega la energía de la Madre Tierra, y la vibración del shimmie la hace vibrar y cautiva todo alrededor. Cuando conocemos sus movimientos y bailamos fluidamente nos convertimos en pura energía femenina, una mujer danzando conectada con su ser interior y transportadora de la verdad de su alma.
Hace muchos años un amigo me dijo que cada persona debería aprender a tocar algún instrumento, bailar algún baile o hacer cualquier cosa creativa fluidamente, sin tener que pensar en lo que hace. Sólo entonces, cuando nuestro intelecto no está activo, y la mente se libera para sacar tono a tono, o movimiento a movimiento lo que la inspiración nos mande, sólo entonces podemos darle voz a los deseos y verdades de nuestra alma. Por ello es importante que primero aprendamos los movimientos, la base, la grámatica del idioma que queremos usar para expresarnos, para luego bailar fluidamente sin pensar, dejarnos llevar y liberarnos de todo lo que hemos aparendido.
Muchas veces olvidamos el verdadero fin de nuestro baile, y damos más importancia en tener un traje bonito o bailar una coreografía preparada correctamente sin fallar. Nos pintamos los ojos, nos adornamos, todo para que el resultado sea perfecto. Pero bailamos sin alma. Es como el pintor que deja de pintar lo que siente necesidad de expresar, empieza a pintar para complacer a los compradores. Bailamos los movimientos que hemos aprendido, con gracia y una sonrisa bonita, el público aplaude y disfruta. Pero no les hemos transmitido nada. No les hemos contado nuestra historia ni demostrado nuestro verdad. Pero peor todavía, no hemos sentido nada. A parte de los nervios, de estar contentos por lo que salió bien, y los aplausos, no hemos sentido nada.
Cuando bailamos conectadas tenemos la oportunidad de sentir y experimentar muchas cosas. Podemos crecer, cambiar, llegar a conocernos un poquito mejor. Podemos experimentar hasta dónde la inspiración nos puede llevar ese día, liberarnos para en estado de trance y meditación fluir con el Universo. Podemos sentir la sonrisa espontánea, que nace como un cosquilleo en el cuerpo, respuesta a la alegría de nuestro ser. Podemos cerrar los ojos para dejarnos llevar y olvidar las tres dimensiones que limita nuestra materia.
Un baile bailado de corazón, de una mujer abierta y inspirada, no puede ser otra cosa que bella. Sólo con presenciar como conecta consigo mismo, la alegría de su sonrisa sincera, nos regala una satisfacción incomparable.
Prefiero mil veces ver a una alumna nueva atreverse a cerrra los ojos y dejarse llevar, intentando dar movimiento a la voz de su alma, antes que una bailarina profesional con una técnica impresionante, pero que baila sin corazón y alma, sin estar conectada y sin transmitir.
La Danza del Vientre es solo uno más, pero uno con la que muchas mujeres se sienten identificadas, ya que los movimientos del baile se han transformado durante miles de años para liberar y hacer girar la energía femenina. Sus movimientos ondulares y golpes de cadera se centran en el manantial de la energía fenemina y la energía sexual: la pelvis. Los movimientos suaves y serpentinos con los brazos conectan con el cielo y el Universo, ofrece y dirige la energía que penetra el cuerpo de la mujer danzando. A través de los pies descalsos que sacueden el polvo del suelo llega la energía de la Madre Tierra, y la vibración del shimmie la hace vibrar y cautiva todo alrededor. Cuando conocemos sus movimientos y bailamos fluidamente nos convertimos en pura energía femenina, una mujer danzando conectada con su ser interior y transportadora de la verdad de su alma.
Hace muchos años un amigo me dijo que cada persona debería aprender a tocar algún instrumento, bailar algún baile o hacer cualquier cosa creativa fluidamente, sin tener que pensar en lo que hace. Sólo entonces, cuando nuestro intelecto no está activo, y la mente se libera para sacar tono a tono, o movimiento a movimiento lo que la inspiración nos mande, sólo entonces podemos darle voz a los deseos y verdades de nuestra alma. Por ello es importante que primero aprendamos los movimientos, la base, la grámatica del idioma que queremos usar para expresarnos, para luego bailar fluidamente sin pensar, dejarnos llevar y liberarnos de todo lo que hemos aparendido.
Muchas veces olvidamos el verdadero fin de nuestro baile, y damos más importancia en tener un traje bonito o bailar una coreografía preparada correctamente sin fallar. Nos pintamos los ojos, nos adornamos, todo para que el resultado sea perfecto. Pero bailamos sin alma. Es como el pintor que deja de pintar lo que siente necesidad de expresar, empieza a pintar para complacer a los compradores. Bailamos los movimientos que hemos aprendido, con gracia y una sonrisa bonita, el público aplaude y disfruta. Pero no les hemos transmitido nada. No les hemos contado nuestra historia ni demostrado nuestro verdad. Pero peor todavía, no hemos sentido nada. A parte de los nervios, de estar contentos por lo que salió bien, y los aplausos, no hemos sentido nada.
Cuando bailamos conectadas tenemos la oportunidad de sentir y experimentar muchas cosas. Podemos crecer, cambiar, llegar a conocernos un poquito mejor. Podemos experimentar hasta dónde la inspiración nos puede llevar ese día, liberarnos para en estado de trance y meditación fluir con el Universo. Podemos sentir la sonrisa espontánea, que nace como un cosquilleo en el cuerpo, respuesta a la alegría de nuestro ser. Podemos cerrar los ojos para dejarnos llevar y olvidar las tres dimensiones que limita nuestra materia.
Un baile bailado de corazón, de una mujer abierta y inspirada, no puede ser otra cosa que bella. Sólo con presenciar como conecta consigo mismo, la alegría de su sonrisa sincera, nos regala una satisfacción incomparable.
Prefiero mil veces ver a una alumna nueva atreverse a cerrra los ojos y dejarse llevar, intentando dar movimiento a la voz de su alma, antes que una bailarina profesional con una técnica impresionante, pero que baila sin corazón y alma, sin estar conectada y sin transmitir.
sábado, 12 de diciembre de 2009
Hay una diosa en cada mujer

Aunque vivimos en un mundo creado por el hombre, creado para el hombre, está ahí. Ha dejado sus huellas a través de la historia y aunque lo que recordamos son las grandes batallas de los hombres y los logros y conquistas de territorios, pero… ¿quién cuidaba de la parte no material de la humanidad? ¿Quién criaba a los hijos, que después conquistarían el mundo? ¿Quién amaba a su hija, y le enseñó seguir siendo una diosa, a pesar de todo maltrato? La madre tierra está en cada una de nosotras, nos une con nuestras raíces. Y el cielo nos da alas para volar y acercarnos en la fantasía a la vida que siempre soñamos y todas merecemos. Soñamos con el amor infinito, con un mundo pacífico y con olores de países exóticos… Es nuestra diosa Isis quién nos ayuda a llevar esta vida y nos deja escapar para seguir soñando. Y es ella quién nos ayuda a levantarnos cada día y enfrentarnos con nuestras tareas que no tienen fin. Es ella quién nos acaricia por la noche y nos llena de amor para que podamos descansar y recuperar fuerzas. Es ella quién nos guía y nos enciende las velas en el borde de nuestro camino. La Diosa Isis es sólo un arquetipo de la madre Diosa que existe en todas las culturas. Hay muchas formas de conocerla, pero cada arquetipo representa en mayor o menos medida los poderes y dones femeninos. Hoy en día en nuestra sociedad se valora la dinámica y poder masculino, lo que nos ha llevado a alejaranos y olvidar lo esencial de ser mujer. Inspirarnos en la antigua mitología y estudiar los arquetipos femeninos nos puede ayudar a sentir y conocer nuestra naturaleza femenina. Por eso te invito a buscar a la diosa Isis en tu interior. Baila su baile y serás libre. Baila su baile, conecta con tu diosa interior y serás guiada.
El dibujo que he usado es un cuadro de Brenda Ellis Sauro y se llama "Isis"
Alabando la Vida

El Concepto del Continuum

-En busca del bienestar perdido
El Concepto continuum es un tema apasionante y se trata de una crianza muy unida a la naturaleza humana, con respeto y dónde los niños forman una parte natural de la vida de los adultos. Es como hubieramos criado a nuestros hijos si no vivieramos en esta sociedad entre coches y bloques de cemento. Aquí hago un pequeño resúmen del increible y inspirador libro "El Concepto del Continuum- En busca del bienestar perdido".
La autora Jean Liedloff no llegó a licenciarse en la universidad pero sus trabajos como antropóloga han tenido mucho reconocimiento. Se sentía atraída por la selva sudamericana y participó en varias expediciones para estudiar a los indios de Venezuela, los yekuanos, que seguían viviendo en la edad de la piedra. Al poco tiempo se dio cuenta de que los niños yekuanos no lloraban, no tenían rabietas, no molestaban, y que pronto, por propia iniciativa empezaron a colaborar en las tareas de los adultos. ¿Por qué se comportaron tan distinto de cómo se comporta un niño occidental? Los adultos mostraban una alegría de vivir, una capacidad extraordinaria para disfrutar de la vida, incluso mientras trabajaban, y tenían una convivencia totalmente pacífica y respetuosa entre hombres y mujeres, y entre adultos y niños.
¿Cuál era la clave de su felicidad y su perfecta convivencia? Tras la quinta expedición escribió el libro “El concepto continuum”, que aunque es un libro muy recomendado para padres con niños pequeños, también es un libro para todos en general, también los que no tienen hijos, ya que describe una sociedad donde los individuos conviven felizmente, libres y sin el estrés y las depresiones que son tan comunes en nuestra sociedad.
¿Qué es el continuum?
A lo largo de la evolución, las especies se van adaptando a su entorno según las experiencias vividas. Estas experiencias van cambiando a las especies para adaptarse a las condiciones en las que les toque vivir. Asi podemos decir que cada especie tienen unas expectativas que deben ser satisfechas para su supervivencia. Ejemplos de estos en nuestra especie pueden ser el contacto piel con piel, la lactancia nada más nacer, ser llevados en brazos etc. Otros animales tiene otras experiencias adaptativas, y es sólo cuando el bebé experiementa estas experiencias cuando su continuum se satisface.
Para un bebé humano, este tipo de experiencias incluyen:
• Contacto físico permanente con la madre (u otro familiar o cuidador/a) desde el nacimiento.
• Dormir en la cama de los padres hasta que el bebé deje de necesitarlo por sí mismo,
• Lactancia materna a demanda, en respuesta a las señales corporales del bebé.
• Permanecer constantemente en brazos o en contacto físico con alguna persona hasta que comience la fase de arrastre y gateo, en torno a los 6-8 meses.
• Contar con cuidadores dispuestas a atender de inmediato las necesidades del bebé sin emitir juicios ni invalidar sus necesidades.
• Satisfacer sus expectativas de que es un ser innatamente social y cooperativo, un ser bienvenido y digno.
Cuando no ocurren estas experiencias básicas que el bebé se espera, es entonces cuando el bebé llora, se tuerce y tensiona el cuerpo. Y cuando sean más grandes tendrán rabietas, pegarán y no sabrán expresar sus necesidades, ya que tendrán una confusión entre lo que desde la sociedad se espera de él y lo que le dice su continuum. En nuestra cultura, estos comportamientos los consideramos “normales” ya que la mayoría de nuestros hijos los experimenta. Pero si pensamos, son actitudes nada a favor de la supervivencia visto desde el punto de vista de la evolución, y son sólo una muestra de que el continuum del niño no está siendo correctamente atendido. Si un bebé hace millones de años se hubiera comportado así, y hubiera salido corriendo alejándose de su madre, o hubiera empezado a gritar y patalear cuando no conseguía lo que en ese momento quería, seguramente hubiera muerto o se habría perdido. Pero cuando el bebé no experimenta lo que su continuum le hace esperar, entonces hace cosas para llamar la atención o decir que algo va mal.
Vivimos en una sociedad adicta a las drogas, al alcohol, al sexo, al trabajo… Buscamos a personas y experiencias para llenar a ese vacío que sentimos por dentro, necesitamos que los demás no llenen y siempre estamos buscando la aprobación de los demás. Vivimos en una sociedad violenta y dónde muchas se sienten excluidas o que no pertenecen a ningún lugar. Según Jean Ledloff esto se debe a que en un principio el continuum del bebé no fue satisfecho. Este bebé será un padre o madre que tampoco sabrá satisfacer las necesidades básicas de su bebé y así se crea una sociedad enferma. Las necesidades no satisfechas de la infancia no desaparecen y ya adultos las personas siguen buscando satisfacer sus necesidades consumiendo, comprando, con relaciones no sanas o con violencia.
El continuum y la crianza
¿Cómo es un bebé que tiene su continuum, sus expectativas básicas satisfechas? Vamos a repasar los puntos uno por uno, de las necesidades de un bebé continuum.
• Contacto físico permanente con la madre (u otro familiar o cuidador/a) desde el nacimiento.
Un bebé continuum es un bebé tranquilo que no tiene necesidad de llorar o protestar, ya que está todo el tiempo en contacto físico, primero con su madre, y luego con otro adulto o niño mayor. Se siente parte de lo que está pasando y observa todo al su alrededor. Si tiene hambre, con sólo buscar el pecho y encuentra alivio, y si tiene sueño se duerme ahí mismo, atado en la espalda, en la cadera o en brazos… Su cuerpo está relajado y sin tensiones, ya que los movimientos de la persona que le está cargando le descarga de toda energía excesiva. Los bebés de nuestra sociedad a menudo tienen los cuerpos rígidos y tensos, y sienten una necesidad de saltar y estirar las piernas cuando le cogemos en brazos.
• Dormir en la cama de los padres hasta que el bebé deje de necesitarlo por sí mismo
Durante la noche cuando todos duermen, es cuando hay más “peligro” alrededor, y si un niño de la selva hubiera aceptado ser dejado y dormir sólo podría haberle costado la vida. La evolución se ha preocupado de asegurar que el bebé llore cuando es alejado de su madre durante la noche, y que se despierte cada ratito para mamar y asegurarse de que su mamá sigue ahí.
Para nosotros que dormimos con nuestros hijos puede parecer muy pronto que un niño quiera dormir sin su madre alrededor de los dos años. Pero hay que destacar que en nuestra cultura, aunque lo intentemos, es muy difícil satisfacer el continuum del bebé cien por cien, ya que como explicaré más adelante, la propia sociedad muchas veces va en contra. Otra cosa importante es saber que en las culturas primitivas como el yekuano, duermen toda la familia juntos, debajo del mismo techo y sin habitaciones que les separa. Eso significa que, aunque el bebé a partir de los dos años no duerma pegado a su madre, la tiene en la misma habitación y al alcance si alguna vez la necesita.
• Lactancia materna a demanda, en respuesta a las señales corporales del bebé.
Un bebé continuum nunca llega a llorar por hambre, ya que en el momento en que siente hambre solo tiene que buscar el pecho o moverse un poco para que la madre le acerque al pecho. La comida no se convierte en una lucha ni un sufrimiento, es simplemente parte de su bienestar.
• Permanecer constantemente en brazos o en contacto físico con alguna persona hasta que comience la fase de arrastre y gateo, en torno a los 6-8 meses.
Cuando un bebé continuum siente la necesiadad de explorar sólo, cuando el está preparado para ello, le dejarán en el suelo y el se alejará lo que sienta conveniente de su madre, sabiendo que siempre podrá volver y que todo es seguro. Los bebés de nuestra cultura, al ser dejados solos en su cuna y habitación desde pequeños, dejados en guarderías o en parques, no se sienten seguros al separarse de su mamá, ya que no estaban preparados para ello y no han podido volver al lugar seguro cuando han querido. Un niño continuum es muy independiente cuando llega el momento y está preparado, y muy seguro de sí mismo.
• Contar con cuidadores dispuestas a atender de inmediato las necesidades del bebé sin emitir juicios ni invalidar sus necesidades.
Como anécdota voy a contar lo que pasó cuando el padre yekuano construyó un parque para su bebé para poder dejarle ahí. El padre estuvo un día entero construyendo un parque fuera de su casa, para que su bebé que ya gateaba podría moverse sin peligro y sin perderse. Cuando el padre había terminado el parque puso a su hijo dentro de el, pero el pequeño empezó a llorar nada mas verse encerrado en ese lugar raro, apartado de los demás. El padre le saco directamente, no cuestionó el llanto de su bebé, quitó el parque que había construido y nunca más intentó nada parecido.
Esta anécdota que nos cuenta Jean en su libro, demuestra claramente lo que significa respetar las necesidades de los bebés sin juzgar ni cuestionarlos. Nosotros, en nuestra cultura, cuando el bebé no quiere algo que nosotros queremos, intentamos convencerle, hacerle cambiar de opinión (en los casos más respetuosos) o directamente imponemos nuestra voluntad sobre el del niño.
Los bebés yekuanos son atendidos en el momento en que lo necesiten, pero no son el centro de atención. Siempre están presentes y forman parte de la vida diaria, pero de una forma muy natural. Nosotros a menudo tratamos a los niños como si todo circulara alrededor de ellos. Paramos la vida que tuvimos antes de ser madres para sólo atender a nuestro hijo y cada movimiento que hace. Esto les provoca a los niños una confusión y visión no real de ellos mismos. Los yekuanos simplemente siguen sus vidas en la medida que pueden y quieren, pero con sus hijos en brazos.
• Satisfacer sus expectativas de que es un ser innatamente social y cooperativo, un ser bienvenido y digno.
Los bebés yekuanso no son apartados de las tareas de los adultos en ningún momento, y forman naturalmente parte de ellos. Los yekuanos confían en que el niño querrá participar cuando sea lo suficientemente maduro y desarrollado para hacerlo, y nunca obligan ni intentan conseguir que los niños colaboren si no sale de ellos. Los humanos somos seres sociales, y queremos formar parte de nuestra familia o tribu, queremos hacer lo que hacen ellos y queremos ser aceptados. Es sólo cuando no se ha atendido bien al continuum del niño, cuando estos no quieren ser parte, o no se sienten parte de la sociedad en la que viven y no quieren colaborar.
Jean nos cuenta en su libro de un hombre que se había sido adoptado de una familia venezolana, y ya de adulto volvió a la aldea de los yekuanos. El vivía durante 5 años con su esposa en casa de otra familia, sin trabajar y sin pagarles nada. Como la familia yekuana no le pedía nada, y él estaba contento de no tener que trabajar, pues así siguieron durante años. Nadie le juzgo ni le reprochó nada jamás. Un día, el hombre quiso cultivar su propio huerto, y el padre de la familia donde había vivido sin pagar y colaborar, le ayudó hasta en el último detalle. El hombre, después de vivir 5 años a su aire, sintió que nadie le presionaba para colaborar y ayudar, llegó a poder disfrutar del trabajo como cualquier otro indio. Esto es algo que deberíamos tener presente cuando intentamos enseñar a nuestros hijos a colaborar en casa o recoger sus juguetes. Si no le presionamos llegará un día cuando quiera hacerlo, sin peleas y reproches.
Los celos son también algo muy normal en nuestra sociedad, entre hermanos y entre personas adultas, pero sólo indica que el continumm del niño no ha sido respetado, y que no se ha podido llenar de sus necesidades básicas como debería. Si un niño deja voluntariamente los brazos de su mamá cuando empieza a gatear, sabe que igual que se ha ido puede volver, y no sentirá que le están “quitando nada” cuando la madre tiene a otro bebé o se dedica a otra persona. Si no ha podido experimentar los brazos de su mamá hasta que él decidió abandonarlos, seguirá buscando ese lugar seguro cuando sea mayor, en su empresa y trabajo, en su pareja o en cosas materiales. Se sentirá celoso de cualquier persona que se acerque a lo que el quiere, ya que sentirá que se lo están quitando.
Otra cosa importante es hacer que los niños se sientan capaces y bienvenidos a colaborar. Y esto es quizás de lo más difícil de seguir o aceptar en nuestra cultura. Si un bebé yekuano se acerca al fuego cuando su mamá está cocinando, nadie le va a apartar. Todos confían en que el bebé es un ser capaz de acercarse lo justo para no quemarse.
Si un bebé yekuano coge un cuchillo mientras los demás están cortando verduras, nadie le quitar el cuchillo diciendo que él es demasiado pequeño. Jean cuenta en su libro cómo los bebés yekuanes gateaban al lado de barrancos sin caerse, exploraban cuchillos, el fuego y el río, entre otras cosas que nosotros consideramos altamente peligroso para un niño pequeño. Ellos confiaban en la capacidad del niño/bebé y sabían que iba a pedir ayuda si lo necesitaba.
Si un bebé desde que nace es apartado de las cosas que le causan interés, y que los adultos manipulan, lo que sentirá es que es un ser menos capaz y digno de hacer las cosas. Esto le creará confusión e inseguridad, lo que llevará a que cuando alguna vez tenga un cuchillo en su mano seguramente se cortará ya que no confía en su propia capacidad. Jean cuenta en su libro que, durante todo el tiempo que permaneció en la aldea de los yekuanos (la última vez hasta 9 meses) casi ningún niño se hizo daño. Cuenta como los bebés habían desarrollado sus sentidos para vivir en la selva sin complicaciones, conocían cada movimiento del río y cada animal de la selva. Nosotros no dejamos que nuestros bebés desarrollen sus sentidos para vivir sin peligro en nuestra sociedad, ya que les apartamos de toda posible amenaza y peligro. Y después cuando nosotros consideramos que tienen la edad correcta, esperamos de ellos que afronten la vida con éxito.
¿Cómo seguir el concepto continuum en nuestra sociedad?
Aunque estemos de acuerdo con todo lo que nos cuenta Jean Liedloff, nos encontramos con muchas dificultades cuando intentamos llevarlo a cabo.
Cosas como dormir con los niños y darles pecho a demanda, es más fácil (aunque en muchos casos también hay complicaciones) pero los otros aspectos de la teoría parecen a veces ir en contra de nuestra sociedad. Lo primero que tenemos que recordar que no somos yekuanso, llevamos un bagaje emocional muy distinto a ellos y llevamos cientos de años actuando en contra de nuestro continuum. No vivimos en tribus dónde contamos con el apoyo ilimitado de otras mujeres, hombres y niños, ni en la naturaleza bajo las estrellas dónde solo hay peligros “naturales” para decirlo de alguna manera. Nosotros vivimos aislados en familias pequeñas, valoramos la independencia y la intimidad, y normalmente no contamos con la ayuda de nadie aparte de nuestra pareja que trabaja, y una madre o amiga que viene de vez en cuando. Tenemos horarios y obligaciones que muchas veces no pueden esperar, y es difícil prepara la comida o poner la lavadora mientras que nuestro hijo pequeño esté experimentando bajando las escaleras solo. Tenemos trabajos que nos llevan fuera de casa y nos obligan dejar a nuestro hijo, ya que los niños no son bienvenidos en muchos lugares de nuestra sociedad. Si queremos quedarnos es casa con nuestros hijos muchas veces significa aislarnos del resto de la vida adulta, y estar solos todo el día con nuestro hijo. Nuestras ciudades son llenos de peligros construidos por los humanos, y que muchas veces no se puede calcular. Los niños yekuanos tenían toda la infancia para aprender a interpretar la naturaleza y selva a su alrededor, y se puede aprender cómo se comportan unos animales, cómo se comporta el río cuando llueve y se inunda, cómo se balancea por un barranco estático sin caerse. Pero nosotros nos movemos mucho de nuestro lugar familiar, y cada día el niño se enfrenta a muchas variantes de los peligros. Hay escaleras mecánicas, escaleras más grandes, más pequeñas, de diferentes materiales… Hay coches que no podemos calcular cómo se van a comportar, y tenemos en nuestro día a día miles de estímulos nuevos.
¿Qué podemos hacer?
Podemos intentar acercarnos a como vivían los yekuanos, teniéndoles como fuente de inspiración para una crianza y vida feliz. Podemos intentar atender el continuum de nuestros hijos lo máximo posible, llevándoles en brazos, alimentándoles con pecho a demanda, durmiendo con ellos y dejándoles explorar siempre cuando sea posible. Cuando hay un peligro que le interesa al niño podemos acompañarles, sin dejarles solos, pero dejándoles que investigue y aprenda. Cuando algo no puede ser, es muy importante explicarle al niño por qué le apartamos, y no enfadarnos ni juzgarle por lo que intenta hacer. Intentemos confiar en nuestros hijos, accidentes pueden pasar, pero son seres competentes que tienen sus 5 sentidos concentrados en lo que están haciendo.
Así podremos tener hijos independientes y seguros, perfectamente capaces de enfrentarse a la vida.
Sofía Nikander
domingo, 6 de diciembre de 2009
La Danza del Vientre y la Mujer

Mucho antes de que los humanos aprendieron a comunicarse con el lenguaje, los hombres y mujeres se expresaban a través del arte y la música. Los pueblos originarios usaban la mágia del baile en todos los acontecimientos importantes de la vida, las celebraciónes, la caza, la enfermedad, el nacimiento de un nuevo ser vivo y los rituales y ceremonías. Y no es de extrañar, ya que quizás el primer sonido que escucha un bebé antes de nacer es el latido del corazón de su madre. Es un ritmo que le acompaña cada segundo hasta que nace, a veces más rápido y fuerte, a veces más tranquilo mientras que la madre descansa. Es un ritmo que llevará dentro de sí en la vida exterior, y intentará reproducirlo con palillos y piedras. El baile también es algo innato, ya que el mundo es movimiento, y los latidos del corazón de la madre es una contracción de músculos, movimiento interno que el bebé percibe. El bebé vive el movimiento de su madre dentro del vientre, y para él no existe otra cosa, el primitivo baile y los sonidos que le llegan y formarán su música.
La Danza del Vientre
Los movimientos de la Danza del Vientre se han creado para el cuerpo femenino, para centrar y hacer fluir la energía de su vientre. Aunque todas las partes del cuerpo participan en el baile, el mayor movimiento se centra en la pelvis y la cadera, donde también se centra la energía femenina. Por eso tiene tantos beneficios para todo aquello que significa ser mujer: el ciclo menstrual, el embarazo, el trabajo de parto, la sexualidad... esta danza nos hace conectarnos con nosotras mismas, con nuestra propia esencia y esa mujer que todas llevamos dentro pero que muchas veces no conocemos. Desde pequeñas nos han enseñado a valorar el pensamiento crítico y la inteligencia (algo normlamente relacionado con lo masculino), y hemos dejado al lado nuestros sentimientos y nuestro bienestar psíquico y espiritual. Sin el pensamiento y la mente no somos seres humanos y sobra decir el valor que tiene para nosotros. Pero sin nuestros sentimientos y sensibilidad tampoco lo somos, y la Danza del Vientre nos puede ayudar a encontrar el equilibrio entre estas cualidades. Cuando aprendemos a hablar a través de nuestro cuerpo, liberando la creatividad y la imaginación, aprendemos también a desarrollar nuestros valores intuitivos que luego podrán trabajar junto con nuestro intelecto para convertirnos en mujeres fuertes y realizadas.
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