Mostrando entradas con la etiqueta La pelvis femenina. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta La pelvis femenina. Mostrar todas las entradas

viernes, 17 de febrero de 2017

¿Bailar danza del vientre automáticamente protege el suelo pélvico?

No, por supuesto que no. De hecho, practicar la danza del vientre regularmente no es para nada ninguna garantía de que tu pelvis esté sano y fuerte. Ni te protege contra incontinencias, dolores menstruales, te relaja el útero ni... De hecho, bailado de manera sin tomar consciencia del suelo pélvico, de integrarlo en los movimientos, incluso podría ser perjudicial para un suelo pélvico ya flojo. O incluso crear más tensión en la zona pélvica y no ayudar nada o empeorar una menstruación dolorosa. Aún así promulgo de los beneficios de las danza oriental para el cuerpo femenino en su totalidad y especialmente la zona pélvica. Ahora te explicaré por qué.
Normalmente las mujeres vienen a clase con nula o poca conexión con su pelvis. Muchas, no saben cómo contraer o relajar el suelo pélvico, ni le llegan ningunas sensaciones del cuello del útero ni del útero o ovarios (salvo los de dolor, pero si aprendiéramos a escuchar a nuestro cuerpo cuando nos susurra no tendría motivos para gritar). Esto es totalmente normal en una sociedad donde todo lo que hay por debajo del ombligo es tabú, tenemos malas posturas sentándonos en sillas/sofás/coches y con piernas cruzadas, alejando nuestra pelvis (y cuerpo entero) de su postura natural,una sociedad donde en general existe una desconexión fuerte con nuestro cuerpo y sobretodo con todo que tenga que ver con la sexualidad, nuestros ciclos menstruales y partos. Todas hemos estado ahí. Yo también. Nacimos con la predisposición de tener nuestra pelvis fuerte y sano con su musculatura integrado en nuestro día a día, como tenemos el cuello para mantener la cabeza erguida sobre los hombros. No necesitamos hacer ningún esfuerzo consciente para mantener la cabeza, pero sigue ahí porque los músculos del cuello y de la espalda hacen su función. Lo mismo debería pasar con el suelo pélvico. El suelo pélvico debería estar fuerte y activo para ser justo lo que su nombre indica: el suelo de la pelvis  que mantiene el peso de la vejiga, el útero y el recto. Cuando está debilitado, no aguanta su peso y estos descienden alterando el funcionamiento.
Y es totalmente posible físicamente realizar los movimientos de la danza del vientre SIN IMPLICAR el suelo pélvico. Contrayendo glúteos, abdomen y piernas. Igual que podemos andar, saltar, correr sin implicar el suelo pélvico (pero lastimándolo aún más aplicando fuerza y movimiento sobre un músculo atrofiado). Muchísimos pasos puedes realizar sólo a nivel de rotación de huesos y movimiento de huesos. Otras implicando grupos de músculos grandes pasando por alto el suelo pélvico. Tu puedes llevar practicando la danza del vientre durante 10 años, y aún así no haber localizado, implicado o fortalecido el suelo pelvico (y porque esta entrada habla del suelo pélvico, pero es para otro post todo lo que la danza puede hacer por nuestro útero y ovarios si bailamos con consciencia). Por eso nace la Danza Oriental Integral y Consciente (Recomiendo visitar el enlace para leer sobre Danza Oriental Consciente en la página de Marisol Díez, creadora del concepto ).
Por eso, el fin de nuestras clases no es crear una bailarina que realiza una coreografía impecable cargado de técnica (aunque por supuesto no lo excluye, el arte real sobre el escenario es hermosísimo) si no una mujer que haya integrado todas las partes de su cuerpo, con especial énfasis en la pelvis, el útero y  ovarios, suelo pélvico etc, que haya tomado consciencia de su cuerpo y de sus movimientos. Porque así, podemos devolver la vida y fuerza a nuestra pelvis.
Algo que sale a  menudo en las clases es la dificultad de encontrar esos músculos y tomar consciencia. Vamos a volver al ejemplo de la cabeza que se mantiene sobre los hombros. Ahora mismo no necesitamos hacer ningún esfuerzo para mantenerlo, de hecho, ni siquiera somos conscientes de que tenemos los músculos activados o trabajando. Pero en un momento de nuestras vidas sí. Cuando teníamos días o pocas semanas de vida extrauterina, mantener el cuello y levantar la cabeza era un gran trabajo. Algunos tardan semanas en fortalecer el cuello, practicando varias horas al día. Porque un bebé hace eso. Antes de dominar una parte de su cuerpo lo practica y practica en casi todas sus horas despiertas. Y nosotras tenemos que hacer casi el mismo aprendizaje con nuestro suelo pélvico. Tenemos que localizar los músculos y pode contraerlos. Y cada vez más rato. Y luego ver, que no basta con un contraer y soltar, si no que puedo contraer partes, relajar otras, mover los músculos del suelo pélvico de manera armónica... Y nosotras pretendemos hacer esto en una clase semanal donde dedicamos quizás menos de la mitad del tiempo para activamente localizar y fortalecer e integrar en el movimiento y el resto en otras cosas igualmente esenciales. Por eso es un proceso que a veces parece largo. Requiere práctica y no deberíamos limitarlo a las clases de danza. Poco a poco podemos integrar el suelo pélvico y el correcto funcionamiento de la pelvis en nuestro día a día. Desde levantarnos de la cama, agacharnos o simplemente respirar (la respirar empieza en el suelo pélvico, eso también da para otro post ;) )
Abrazos, Sofía

miércoles, 3 de febrero de 2016

La normalización de un suelo pélvico flojo


Después de leer este artículo estupendo sobre el orgasmo y el suelo pélvico, me quedo pensando en la normalizacion que existe sobre el suelo pélvico insano.

Lo normal es que hasta que no te quedes embarazada, nadie te habla de tu suelo pélvico. Quizás habrás visto las compresas para incontinencia adulta, o escuchado a tu madre o abuela quejarse casi a escondidas, pero piensas que eso es algo inevitable de la vejez. Como la demencia. O la decadencia del cuerpo. Y es totalmente normal que nuestros cuerpos (y mentes) sufren una decadencia grave conforme pasan los años. Por el desgaste. Por no tener tiempo de recuperarse, por falta de la alimentación correcta, por falta de ejercicio adecuado. Quizás por falta de alegrías y por exceso de tristezas, estrés y la vida a un ritmo demasiado acelerado. Pero quizás no tiene por qué ser así. Quizás enfermedad y cansancio no tiene por qué ser sinónimo de haber vivido más años.
Igual que embarazo, posparto o mujer madura no tiene por qué ser sinónimo de incontinencia urinaria o un suelo pélvico más flojo.
Pero qué pasa, cuando nos quedamos embarazadas y el cuerpo tiene que soportar todos esos kilos extras, si desde un principio tenemos un suelo pélvico flojo, ignorado y que lleva años soportando malas posturas y poco o nada de fortalecimiento? Entonces la incontinencia urinario es totalmente normal y comprensible. Pero no inevitable. Lo normal no debería ser

domingo, 1 de febrero de 2015

Bendición del Útero 3 de febrero en Málaga y Marbella

¡El próximo martes 3 de febrero nos unimos a la bendición mundial del Útero! Puedes venir a celebrarlo con nosotras en Marbella a las 11:00 o en Churriana a las 18:00. Nos acompañará Maríajosé Suárez, Moon Mother formada con Miranda Gray y el encuentro será de aportación voluntaria. Será un bello momento para unir nuestros almas junto a más de 83000 mujeres de todo el mundo conectadas para recibir este regalo de energía.

miércoles, 5 de mayo de 2010

Formación de Doula- Seminario II

Hay veces cuando sientes que estás en armonía con lo que deberías estar haciendo. Que te encuentras en el lugar y el momento adecuado, no deseas nada más ni distinto y toda tu energía se centra en este mismo instante. Toda nuestra vida debería ser así, pero vivimos corriendo, saltándonos el presente y con la energía del pasado o los miedos de mañana.

El primer seminario hizo florar muchos emociones y sentimientos desconocidos o bien escondidos, y tras un éxtasis que duró varios días me encontré con mi sombra más oscura. Hay que hacer limpieza en mi interior, sacar todos los viejos trapos, lavarlos, purificarlos y quitar el polvo de todo el amor y magia que crece en cada uno de nosotras. Mi camino se cruzó con ese cambio en mi vida que tanto anhelaba pero evitaba, por miedo a lo desconocido y a vivir plenamente en el presente. Los cambios asustan y duelen, vivir en el presente también. Hasta que aprendemos que no tenemos nada que perder, sólo podemos crecer.

Cuando entré por la puerta de Recrea para realizar el segundo seminario, sentí que estaba en el lugar correcto, y que en ese momento no podría estar en ningún otro lugar. Me convertí en uno con el entorno y el momento, formaba parte de un todo más grande. Nos esperaba Susana Olalla, doula y organizadora de la formación, con su sonrisa de siempre, que en cualquier momento se convierte en un regaño amoroso entre madre e hija. Porque se ha convertido en una madre-doula para nuestro nacimiento a la nueva sabiduría. Nos da a luz a todas, sacando de nuestro interior la verdad sobre las mujeres y la naturaleza, el amor y la vida.
Y nos esperaba Verónica, una mujer impulsiva, cariñosa, llena de energía, y tan conectada con su fuente. Pero su fuente no es un manantial silencioso de dónde surgen las ideas suavemente, es una cascada de ideas y energías que van y vuelven. Igual está riéndose a carcajadas, bailando con fuerza y sentimiento, o quieta buscando en su interior esa palabra o idea que se perdió entre la multitud. Verónica fue un regalo de nuestra madre-doula Susana Olalla, que nos quería hacer pasar por este crecimiento a través de la música y los ritmos, para conocernos y nuestro cuerpo, porque sólo así estaremos listas para conectar a otras mujeres con sus cuerpos.

Verónica nos habló de los cambios de los ritmos. Del ritmo penetrante que se convierte en éxtasis o caos, cuando ya llega al colmo. Y luego la alegría espontánea antes de la calma. Nos enseñaba el ciclo de los ritmos, y que en realidad todo en nuestras vidas sigue los mismos ciclos. Un parto, un acto sexual, el nacimiento de una idea o cuando realizamos algún sueño... Todos son procesos cíclicos que pasa por las distintas fases con sus ritmos. Experimentamos el ciclo de los ritmos bailando y dejando el alma en cada movimiento o latido de la música. Sudamos, reímos, lloramos, bailamos... conectadas con un algo más grande que nos guiaba y nos unía donde la piel nos separaba.
Revivimos la evolución de la tierra, tumbadas en el suelo convertidas en una partícula movida por las olas del mar. Luego nació el movimiento espontáneo, los reptiles, los animales en cuatro patas, para luego convertirnos en mujeres. Mujeres que aún con los ojos cerrados y sin saber quién estaba a su lado, formaban abrazos y conexiones entre los participantes, todos nacidos espontáneamente y como desde una mente colectiva.

El día siguiente nos esperaba la pediatra Neonatóloga y homeóptat Mónica Delgado. Una mujer dulce, llena de sabiduría y palabras que nos hicieron llorar más de una vez, emocionadas por el gran amor que nos hizo ver en cada rincón de nuestro corazón.

Nos habló de la concepción y la fecundación, la gestación y el parto. Y aquí el gran protagonista era el bebé todavía sin nacer, lo que percibía y sentía ahí dentro del cobijo del vientre de mamá.
Las palabras que más me llegaron, y creo que lo comparto con muchas de las que estaban, fueron: "Si estás aquí, es que en algún momento tu madre te dijo SI". Es la verdad más grande, más simple, pero a veces tan difícil de entender. No hay niños no deseados. Para la implantación, en algún momento, la madre, o el cuerpo de la madre que es una manifestación de sus pensamientos, le dijo SI a ese bebé, si no, no hubiera tenido lugar esa implantación. Quizás la sombra de la madre es demasiado oscuro y pesada, quizás su mente está encerrado en las pautas del miedo o de la cultura civilizada, pero su cuerpo en algún momento deseó a ese niño y le hizo cobijar en su regazo. Y es sólo el amor más grande que deja a un ser desconocido y extraño crecer y desarrollarse dentro de sí.
Mónica también nos hizo recordar nuestra propia fecundación, la unión de una parte de la madre con una del padre, el valor que significa haber hecho ese largo viaje hasta el óvulo y luego las trompas, sin libros de guías ni aprobación desde el exterior. Cuando nos sentimos pequeños y no capaces, recordar esto nos llena de fuerzas para seguir luchando con amor. Ya no estamos en el cuerpo físico de nuestra mamá, estamos en el cuerpo de la gran mamá, el universo. No necesitamos guías ni aprobación del exterior, el mismo amor y ilusión que nos guiaba entonces nos puede guiar ahora.

Mónica nos enseño también otra forma de ver la fecundación. No se trata del conocido "ganador", o el esperma que llegó antes. Parece haber unas cuántas "favoritas", candidatos para el óvulo. Los demás espermas les ayudan a avanzar, y no luchan entre ellos. Luego el óvulo abre las puertas a uno de ello, o a dos o tres en caso de gemelos y trillizos... Reemplaza la antigua visión sobre la lucha, la conquista y competencia, por una lleno de amor.


El domingo, tercer y último día, nos esperaba ser revelado el secreto del suelo pélvico, esa gran amiga misteriosa de la mujer. Está en cada fase de la vida sexual de la mujer, en su día a día, desde el principio hasta el fin, pero apenas le conocemos y no le cuidamos como deberíamos. No solemos reconocer que existe, hasta que tenemos algún problema que nos fuerce a prestarle atención.
Francine Chevalier García, especialista en Fisioterapia obstétrica, ginecología y acuaterapia, nos reveló la anatomía del suelo pélvico y los ejercicios para fortalecerlo. A mi me quedó una duda entre ejercicios y ejercicios y he dado mil vueltas a ella para intentar contestarla. Si es una parte de nuestro cuerpo que no vemos, que no notamos normalmente, por qué hay que cuidarla? Qué diferencia hay entre los músculos que nos dilatan la pupila, el diafragma que nos permite respirar, y un suelo pélvico? Por qué este músculo necesita cuidados, cuando otros músculos en nuestro interior no lo necesitan? Quizás la respuesta es más fácil de lo que jamás llegué a pensar. Nosotros aprendemos desde pequeñas a maltratarla, no cuidarla y devastarla hasta el punto en que necesita nuestros cuidados para poder funcionar normal. Quizás es otro bagaje más de nuestra cultura, donde la sexualidad es reprimida o tabú, no se conoce de su verdadero forma. El cuerpo de la mujer es maltratada y no respetada, sus funciones más básicas cuestionadas y criticadas. Ese suelo pélvico no aguanta sólo el peso de un bebé que crece en el vientre de mamá, los tesoros de energía femenina de la mujer, las semillas de su vida creatividad. Aguanta también los insultos y la incomprensión de la cultura, los malos tratos de la mujer y su sexualidad, la inconexión que vive la mujer con su propio cuerpo.. Quizás la epidemia de incontinencia y suelos pélvicos sin fuerzas es simplemente una manifestación de todo lo que está pasando a la naturaleza femenina en nuestra cultura. Francine nos contó como en otras culturas en vez de usar compresas y tampones cuando una mujer menstruaba, solían retener la sangre dentro de la vagina con los músculos del suelo pélvico.

Después de este seminario salimos todas un poco más conectadas, esteras, femeninas… Gracias a todas las maravillosas mujeres que me acompañaron una vez más.