domingo, 5 de septiembre de 2010

Curso Danza Oriental Consciente y Embarazo en Madrid con Marisol Díez


FECHA: 2 de Octubre de 2010
HORARIO: 10:30 a 13:30 y 16:00 a 19:00
PRECIO: 80€
LUGAR: Centro Nagual, Cra. Canillas 44, Madrid
CONTACTO Y RESERVAS: Marisol Díez 658575456, nhuakayali@yahoo.es


DESTINADO A:-Profesionales de la salud que estén vinculadas/os al acompañamiento de las mujeres durante el embarazo, parto y posparto.
-Profesionales de la salud en general.
-Profesoras de danza que tengan mujeres embarazadas en sus clases.
-Bailarinas que estén embarazadas o hayan pensado en la posibilidad de estarlo en un futuro.

En el caso de que haya mujeres embarazadas interesadas en participar será conveniente que se pongan en contacto conmigo antes para poder valorar cada caso concreto (en qué momento del embarazo están, si hacen ejercicio físico habitualmente..., estado de salud general...etc)

METODOLOGÍA:
-Los contenidos del taller se irán desarrollando por medio de exposiciones teóricas y ejercicios prácticos, pero será fudamentalmente experiencial.

OBETIVOS:
-Dar a conocer a los profesionales de la salud y el ejercicio físico los conceptos teóricos y prácticos básicos de la danza oriental, y cómo y de qué manera puede resultar un instrumento muy interesante a utilizar en los grupos de preparación al parto, posparto, e incluso en el propio parto.

-Introducir y dar a conocer otros instrumentos de trabajo, procedentes en este caso de las técnicas empleadas en psicoterapias corporales (bioenergética, gestalt,...)y que empleados de manera adecuada facilitan el encuentro grupal y ayudan a crear un espacio en el que las mujeres puedan expresar y compartir sus emociones.

CONTENIDOS:
1.- Reencontrándonos con el cuerpo
Librándonos de la prisa
Parándonos a escuchar...,¿qué me dicen: mis pies, mis piernas, mi pelvis, mi vientre...?
La respiración
Los orificios, las tuberías de mi cuerpo
Caminando y acompañando hacia la apertura
El cuerpo que acoge y es acogido. La entrega
El miedo al dolor

2.-¿Por qué danza oriental consciente y embarazo?Origen y definición de la danza oriental
Referencias históricas y culturales
Beneficios físicos y psicológicos
Danza oriental y parto vertical
Preparación al parto, posparto y menopausia
Precauciones especiales

3.-Terapia bioenergética
¿Qué es?
Introducción a la lectura corporal
Experimentando las raíces
Expresión de las emociones

4.-Presentación de una experiencia de trabajo.

lunes, 30 de agosto de 2010

II Formación de Doulas en Málaga

Comparto con vosotros/as la programación de la II Formación de Doulas en Málaga, organizada por Susana Olalla y con, como podeis ver, unos exponentes extraordinarios. La primera formación que terminó en junio 2010, fue para mí una de las experiencias más bonitas y fructíferas que haya vivido jamás. Me hizo volver a nacer, como Sofía, mujer, madre y doula.




-SEMINARIO I: 9 y 10 de Octubre 2010

La matrona y la doula, asistencia y acompañamiento.
Ponente: Mireia Marcos Comadrona - Midwife y Susana Olalla Psicoterapeuta Corporal - Doula


-SEMINARIO II: 13 Y 14 de Noviembre 2010

Rebirthing (Renacimiento)
Ponente: Angeles Hinojosa, Terapeuta Psioemocional, Experta en Trauma de Nacimiento.

-SEMINARIO III: 12 y 13 Febrero 2011

La Gestación. Nacimiento y Primeros cuidados.
Ponente: Monica Delgado, Pediatra y Homeópata


-SEMINARIO IV: 12 y 13 de Marzo 2011

Parto Humanizado
Ponente: Enrique Lebrero. Ginecólogo - Clínica Acuario.

-SEMINARIO V: 16 y 17 de Abril 2011
Lactancia y sus procesos.
Ponente: Inma Marcos. Comadrona independiente y IBCLC (consultora internacional de lactancia materna)


-SEMINARIO VI: 14 Y 15 de Mayo 2011

Crianza - Puerperio - Sexualidad
Ponente: Susana Olalla, Psicoterapeuta Corporal - Doula


-SEMINARIO VII: 18 y 19 de Junio 2011

Ecología del Amor
Ponente: Michel Odent, Ginecólogo - Obstetra


CONDICIONES DE LOS SEMINARIOS:

Cada seminario dura un fin de semana completo, siendo el horario:
Sábados: de 10 a 14 h y de 16 a 19 h.
Domingos: de 10 a 14 h y de 16 a 19 h.

Quienes hayan realizado el curso completo recibirán su correspondiente certificado de asistencia.
Coordinadora: Susana Olalla

susana@gitsystem.com

Pide mas información y precios. Plazas limitadas.
http://www.doulas.es/cursos/malaga2010.pdf

jueves, 26 de agosto de 2010

Duendes, mamás y árboles

Anoche soñé con ese lugar secreto y olvidado. Ese lugar añorado que aún no conozco pero donde hay duendes que habitan en las barrigas de sus mamás, otros enganchados a su chorro de sangre y leche, mientras los más tímidos se esconden entre las ramas de los árboles. No hay casas ni pozos ni calles, tan sólo piedras que enmarcan el camino y manantiales con agua cristalina que sacia el alma del vagabundo. Porque ahí somos todos vagabundos, en un bosque donde debajo de cada árbol se encuentra un cobijo y un hogar. Ahí, la madre tierra, fértil y cálida, nos abraza por la noche, nos humedece y nos despierta con el rosario, nos mantiene calientes durante el invierno, y nos refresca en verano. Los árboles nos ofrece sus frutos y hojas para decorarnos y las almas de los animalitos que ahí habitan se convierten en nuestra familia. Hay cuevas dónde por las noches nos iluminan las llamas de la hoguera de las más sabias, y los osos nos cubren con su piel. Los sonidos de la noche más oscura nos invitan a su baile salvaje e hipnótico, donde el amor y el arte se mezclan con la magia. Si hace frío nos acurrucamos entre los árboles y nos tumbamos entre las piedras aún calientes del sol, mientras el atardecer juega con sus colores encima de las montañas. Naranja, amarillo y lila azulado.

En mi sueño mis pies descalzos sienten el frío del atardecer y la energía de las raíces mientras camino hacía el árbol que esta noche será mi hogar. Una higuera grande con hojas verdes y jugosas me invita a compartir su alma durante las horas de sueño más profundo. No estoy sola ni acompañada, formo parte de la vida y del bosque. Igual me abraza la raíz de la higuera y la piedra a su lado, igual me calma el búho en aquel pino un poco más hacía la montaña o el olor a lavanda de alguna colina cercana. Por fin estoy en casa. Aquí la sangre que sale de mi cuerpo y corre por mis piernas se mezcla con la tierra, la fertiliza y vuelve a ser lo que era. Sangre poderosa y curativa. Aquí nada es como en el mundo de ahí arriba. Aquí las gotas de la suave lluvia de otoño me limpian la mejilla y el sudor, refresca mi alma y alimenta mi ser. Las cálidas noches de verano me invitan a esconderme debajo de las ramas y el frío invierno me hace descubrir la magia de un extásico baile alrededor de una llama. Por fin estoy en casa, unas horas más, hasta que el despertador me despierte y me lleve otra vez hacía un mundo extraño de ahí arriba. Lleno de asfalto, cemento y quehaceres, que aquí en la profundidad del bosque de los duendes no consiguen cobrar sentido.

viernes, 20 de agosto de 2010

La mujer y el hombre

...¿y los hombre qué?

Es la pregunta que me he hecho tantas veces cuando encuentro libros y textos que hablan de la búsqueda de la mujer, el desarrollo de la sexualidad femenina y su don de crear vida. El sexo femenino ha estado tan encarcelado en las pautas de una sociedad que a menudo llamamos masculino, lleno de racionalismo, competividad y guerras. Pero ¿eso de verdad es lo masculino? No sólo las mujeres cargamos desde el inicio de nuestras vidas con unos estereotipos de cómo deberíamos ser o qué metas tener en la vida. Hemos sido reprimidas, abusadas, violentadas, y últimamente dejamos al lado nuestra función sagrada por algo que llamamos "libertad" o "igualdad". Todo esto lo conocemos, pero ¿y los hombres qué? Peor aún, porque su papel en la sociedad ni siquiera se cuestiona, simplemente con un suspiro decimos que "los hombres son así", escondemos casi vergonzadas el sueño del hombre conectado y respetuoso, la unión con un alma gemela, el amor y la comprensión. Ese sueño secreto donde los hombres son hombres, no porque son duros, racionales, prácticos, y por qué no decirlo, en muchos casos con una necesidad sexual mucho mayor que la mujer, tal como nos han enseñado desde que sabemos andar. No por eso son hombres, si no porque junto con la mujer cerrar un círculo de apoyo, amor y comprensión. Cuando nos encontramos en armonía vemos que tenemos raíces al mismo tiempo que somos libres para volar, unimos las energías de la luz y de la oscuridad, el agua y las montañas, el aire y la tierra, el sol y la luna... Juntos tenemos el poderoso don de crear una nueva vida, que luego crecerá y se desarrollará en la vientre de la mujer, envuelto en las energías femeninas del mundo subterrenal. Luego se producirá el nacimiento y el abrupto encuentro con las energías masculinas del mundo de afuera. Pero no hablo de lo que hoy en día solemos considerar masculino, si no de la vida activa, la energía del sol, las fuerzas del movimiento y la estabilidad de las montañas.

Somos distintos, las mujeres y los hombres, pero la esencia es la misma. Lo único que nos distingue es el hueco que hemos decidido llenar en este mundo.

Suponemos que los hombres son de una manera, y interpretamos la realidad desde nuestros estereotipos tan inculcados como en piedra. Desde el nacimiento suponemos que tienen que ser de una manera muy especial, y a lo contrario tendríamos miedo de que desarrollaran demasiado su lado femenino. Tienen que ser machos, masculinos, duros y vivir su sexualidad sin reprimir y siempre desde lo físico. (¿Te suena lo de "a las mujeres les cuesta tener relaciones sexuales sin amor, pero los hombres sí pueden"?)

El Yin representa lo femenino, y el Yang lo masculino. Para que haya equilibrio siempre tiene que haber un poco de femeniedad en el hombre y masculinidad en la mujer. Sólo así se puede producir la unión equilibrada lleno de amor y comprensión. Quizás lo femenino en el hombre le ayuda a conectar con la vida interior, y lo masculino en la mujer le ayuda a vivir en el mundo exterior. Sea como sea, nos necesitamos y sin el otro siempre nos faltará un cachito, a no ser que algunos hombres y mujeres en épocas de sus vidas puedan desarrollar y llenar ambos lados, o en caso de homosexuales que encuentran el equilibrio en otro tipo de relaciones (formados por dos mujeres o dos hombres, pero las energías de lo masculino y lo femenino siguen siendo las mismas).

Hablamos de que las mujeres tenemos que recuperar nuestra sexualidad y energía femenina, nuestro poder sagrado, el respeto hacía nuestro sexo y nuestro cuerpo. Pero para que esta sociedad evolucione creo que es igual de importante que el hombre haga lo mismo, buscándose dentro de sí, y olvidando los estereoptipos impregnados desde el nacimiento.

Somos hechos de lo mismo, pero somos distintos, porque así nos hemos evolucionado para poder complementarnos y vivir unidos en este nivel de conciencia. No podemos seguir viviendo aislados bajo el mismo techo, sin comprensión y sólo con amor físico y sin respeto hacía lo más profundo de nuestro ser. Nadie vale más que el otro, sólo tenemos funciones distintas para completarnos y llegar a un equilibrio.
A veces cuando me encuentro con mujeres fuertes y vitales puedo percibir a su mujer salvaje brillar en sus ojos. En los ojos de los hombre también brilla su hombre salvaje, a menudo destruido, vergonzado e olvidado. Pero sigue ahí, igual que la mujer salvaje, esperando a ser reconocido, amado y redescubierto. Algunos hombres se buscaron y se encontraron, otros aún tienen que entender que la búsqueda está por dentro, no por fuera.

martes, 10 de agosto de 2010

¿Qué es una Doula?

La jóven inspiraba profundamente. Se movía de un lado para otro, a veces gimiendo, otras veces sólo respirando al ritmo que le pedía su cuerpo. A veces cerraba los ojos, relajadamente, mientras levantaba la cara hacía el cielo, otras veces los abría, pero su miraba estaba fijada en otro mundo, no percibía lo que había a su alrededor. Una mano cálido le alcanzo la espalda. No hacía falta palabras, pero la jóven mujer percibía la pregunta a través de la mano en su espalda ¿Necesitas algo? Volvió a la conciencia lo suficiente como para saber que estaba apoyada, por dentro por su gran madre, y por fuera por la mujer sabía, la doula que sabía estar y acompañar sin dirigir. La mujer a su lado sintió a la jóven relajada debajo de su mano, y se alejó para cerrar la ventana que estaba medio abirta. Era ya de noche, la luna llena les contemplaba desde el cielo y una brisita hacía mover las ramas del árbol fuera de la ventana. No faltaba mucho, o quizás sí, dependía de cómo la jóven mujer y su hijo a punto de nacer decidieron caminar juntos los últimos pasos hacía la nueva vida. La mujer doula se sentó en el suelo al lado de otra mujer. Con una sonrisa le recibió y le agarró de la mano. Estaba contenta y feliz, contemplando como la luna, cómo se producía el milagro más grande de la vida. Si la jóven mujer que se movía entre las velas casi en éxtasis, saliera de su estado profundo conectada con su poder y mujer salvaje, estaban ahí para volver a alejar el mundo exterior y dejarla adentrar en sí misma. Si en algún momento flaqueaban sus fuerzas o coraje, si su cuerpo pedía unas gotas de agua o té, estaban ahí. Si el bebé a punto de nacer, junto con su madre, decidieron emprender otro camino más difícil, también estaban ahí. Estaba la comadrona sentada en el suelo por si necesitaba apoyo o ayuda si su cuerpo no recordaba cómo proseguir. Estaba la doula, para acompañarla y darle soporte si hacía falta, devolverle la confianza en su propio cuerpo. Pero por el momento sólo hacía falta asegurar que la mujer pariendo seguía entre los dos mundos, conectada con lo más profundeo de sí misma, con su poder femenino y su fuerza creadora.

lunes, 28 de junio de 2010

Un cuento lleno de sabiduría

Quiero compartir con vosotros un cuento chino que me contó un dundecillo hace un par de días. A veces nos regalan unas palabras, o como en este caso, un cuento, que te ilumina un trocito de tu camino y te acerca un poquito más hacía el profundo entendiemiento de la vida. Y sí, los duendes existen, sólo hay que tener el corazón y el alma abierto para recibirles y reconocerles. Hace poco que conocí a este, pero me parece que le conozco de toda la vida. Es el duende de las abejas, así que la próxima vez que saboreais la dulce miel, o os saluda una humilde y amorosa abeja, mándale un pensamiento de gratitud y amor.

Un hombre humilde y pobre de riquezas materiales, pero rico en sabiduría y amor, vivía con su hijo en una cabaña en la montaña. La única riqueza que tenían aparte de su ropa y sus sandálias era una vaca marrón que cada mañana les daba una leche dulce y nutritiva. Una mañana cuando se despertaron vieron que la vaca se había alejado del lugar, y aunque buscaron y rebuscaron no pudieron encontrarla.
-¡Que mala suerte! exclamó el hijo del hombre sabio. El hombre contestó tranquilamente:
-No existe ni la mala ni la buena suerte. Las cosas pasan porque tiene que pasar.

Pasaron unos días, y una mañana, al despertar, el jóven encontró la vaca tranquilamente saboreando la hierba, en compañía de un jóven y bello caballo.
-¡Papá, papá, que suerte! ¡Ha vuelto la vaca, y con un caballo! El hombre sabio contestó tranquilamente:
- Me alegro de que haya vuelto, y ahora podremos montar a caballo y descubrir la montaña más allá, pero no existe la buena ni la mala suerte, las cosas pasan porque tienen que pasar.

El hombre sabio y su hijo aprendieron pronto a montar a caballo, y descubrieron juntos lugares nuevos llenos de belleza, lejos de casa donde a pie no habían llegado antes.
Un día cuando el sol ya estaba bajando para dejar el cielo para dejar paso a la luna menguante y las estrellas, el caballo se asustó, y saltó repentinamente. El hijo del hombre sabio, que en ese momento estaba subido al caballo, se cayó al suelo y se rompió un brazo. El hombre sabio le puso dos maderitas y una sábana para curar el brazo de su hijo, pero el hijo exclamó:
-Ay que mala suerte he tenido, por qué he tenido que caerme y lastimarme el brazo?
-No existe ni la buena ni la mala suerte, las cosas pasan porque tienen que pasar, contestó el hombre sabio mientras ataba la sábana blanca alrededor del brazo.

Al mismo tiempo, en la ciudad del gran emperador chino, se hablaba de la dura guerra con el país vecindario. Habían muerto muchos soldados, y necesitaban refuerzo. Querían reclutar a todos los jóvenes mayores de 15 años del territorio chino para mandarles a la guerra. Y así fue. El ejército pasaba de casa en casa y llevaba consigo todos los jóvenes, a pesar del llanto de sus madres y lágrimas de los más pequeños. Cuando llegaron a la montaña donde vivía el hombre sabio y su hijo se acercaron a la cabaña. Cuando vieron que el jóven llevaba el brazo lastimado, se dieron la vuelta y dijeron que ese brazo nunca iba a estar bien para llevar un arma.
El hijo del hombre sabio esta vez no dijo nada, sólo miró a su padre a los ojos, y por fin compredió la sabiduria de sus palabras.

jueves, 3 de junio de 2010

Danzando hacía la verdad absoluta...

La danza, la música, el arte… vaya donde vaya el ser humano, recorriendo miles y miles de años y los lugares más escondidos de la tierra, siempre lleva consigo una necesidad de crear. Crear algo nuevo, a partir de los estímulos que le llegan desde el exterior, ya sea las gotitas de agua de lluvia que caen sobre su mejilla, ya sea el latido de la Madre tierra o la llamada de un pájaro que vuela sobre su cabeza. El arte y la creatividad nace dónde nace un ser humano, nació muchos antes de nosotros poder poner palabras a nuestros pensamientos. Y ¿por qué?

¿Por qué tenemos la necesidad de pintar y transmitir nuestra visión del mundo exterior o interior? ¿Por qué cuando escuchamos una melodía o un tambor, sentimos esa necesidad de liberar el cuerpo y sentirla vibrar al ritmo de la música? Y ¿por qué cuando estamos lejos de la civilización y su tecnología, siempre hay alguien que empieza a pegar con un palo sobre una piedra y otro que deja que el aire recorra por su cuerpo para convertirse en la voz del alma a través del canto?

Quizás es la única manera para poder expresar nuestros interiores deseos o la voz del alma, ahí donde no llega el pensamiento ni la razón. Sólo en la tierra del inconciente, escondido bajo una manta de niebla que no deja atravesar al intelecto, sólo ahí podemos entrar en contacto con lo más sagrado, la vida, la creatividad, el alma…

Cada uno elige su manera de contactar con ese lugar interior y salvaje. Pero no deberíamos vivir la vida sin hacerlo. No podemos vivir desconectados de ese manantial sabio y eterno, porque entonces nunca llegaremos a conocer nuestra verdad. Porque eso es para mí el baile sobre todo, una expresión de mi verdad.

Algunos llegan al baile porque simplemente quieren salir y pasar un buen rato. Otros porque creen que el ejercicio físico les va a hacer bien. Son dos componentes muy importantes en el baile. El cuerpo disfruta entre risas y compañeras. Pero hay una parte más, que a veces no nos atrevemos a nombrar en voz alta. Sentimos la llamada de ese algo. No sabemos por qué al bailar nos sentimos más divinas, enteras, conectadas, femeninas… No entendemos qué magia tiene esta danza, pero sin pensarlo más nos dejamos llevar por su ritmo.
Yo creo que todos tenemos una historia que contar, una verdad personal que no se parece a la verdad de ninguna otra persona. Todos hemos vivido cosas distintos, y hemos creado formas de pensar y patrones según lo bueno y malo que nos haya pasado y afectado. Pero en nuestro interior está la verdad absoluta, la razón por la que estamos hoy aquí, y su única forma de expresarse es usando ese lenguaje que no habla el intelecto ni el pensamiento racional. Sólo a través del baile, la música, la pintura, la escritura… o cualquier manifestación artística, podemos reafirmar lo que sentimos, pensamos y somos en nuestro interior, y sólo así podemos conocer y expresar nuestra verdad y nuestra historia personal que se encuentra cristalizado entre nuestras células.
Os invito a compartir mi danza, para así poder recuperar el vuestro y traer al mundo la sabia verdad de vuestros corazones.

martes, 18 de mayo de 2010

Ser mamá...

Ser mamá es tener la alfombra llena de plastilina. Es fregar una y otra vez las huellas de barro que vuelven a aparecer desde el jardín hasta el baño. Es seguir un poquito más cuando sientes que gastaste las últimas fuerzas hace mucho rato. Es contar hasta diez cuando unos pies descalzos saltan encima de la ropa recién doblada… Pero ser mamá es también despertarse por la mañana sintiendo esa bolita calentita con rizos despeinados buscar la teta con un gruñido, recibir un millón de besos en tu mejilla, simplemente porque eres la mejor mamá del mundo. Es disfrutar de la sonrisa más bonita que existe mientras bailáis locamente, saltando y girando, un jueves por la tarde. Es recibir ese abrazo dulce envuelto en un “te quiero mamá” cuando la calma vuelve por la noche. Es acostarse cada noche sabiendo que mañana, pase lo que pase, tendrás otro día lleno de amor y sentido. Es sentir que nada en el mundo importa, todo está bien, mientras esas suaves y gorditas manitas te busquen y te pidan que te sientas con él para terminar el puzzle. Es sentir que el amor se ha materializado y nacido en tu vida, es saber que el sentido de la vida está justo aquí, en tus brazos. Es sentir que no existe ningún ayer ni mañana, simplemente este momento con este cuerpecito tan lleno de vida y amor saltando, corriendo, gateando delante de ti… ser mamá es amar eternamente sin límites, ver la perfección con todas sus imperfecciones. Es agarrar fuertemente, pero saber soltar cuando sea necesario. A pesar del dolor, es saber cuando esos pasos temblorosos puedan llevarle hasta su destino sin tu ayuda, cuando ya te toca sentarte y contemplar como se aleja, esperando para recibirle con los brazos abiertos cuando vuelva. Es aceptar y seguir queriendo.
Ser mamá es todo esto y mucho más. Es intentar enseñarle tus valores y tu moral, para luego aceptar que elija lo contrario. Ser mamá es verle coger su ropa favorita de la cesta de ropa sucia, y no dar importancia a cosas que no lo tengan… es mirarle llena de orgullo cuando se viste sólo, con un calcetín de cada color y botas de agua en pleno verano. Y decirle lo bien que lo está haciendo, lo mucho que le quieres y lo increíblemente hermoso y perfecto que es. Ser mamá es ver a su hijo como un cuadro, donde no quieres añadir ni quitar nada, simplemente ver como se van mezclando los colores a su manera tan particular.

Hay miles de formas de ser mamá, pero en realidad sólo una, y es amar eternamente y sin límites.

Tengo la suerte de ser la mamá del niño más despeinado del mundo. No suele llevar zapatos, y la ropa que lleva está siempre llena de manchas. No entiende de códigos sociales, ni por qué hay que estar sentada en una mesa, si se puede estar debajo… Vayamos a donde vayamos le suelo encontrar boca arriba en el suelo, contemplando el mundo desde otra perspectiva. Orgullosa veo que diga lo que diga, tiene su propio criterio y voluntad, y hace lo que quiere. Es fuerte, creativo, alegre y libre. Con amor de madre le contemplo y veo su perfección como si fuera una obra de arte. Tan diferente a mí, pero sé que sólo aceptando eso consigo darle la libertad que necesita para crecer.

Gracias Adahy por todos estos momentos tan intensos y dulces, pero sobretodo por enseñarme a querer de esta forma tan loca y convertirme en mamá, lo más bonito y gratificante que existe.

Cuando las lágrimas reprimidas se convierten en enfado


Eran las seis de la mañana. No sabía que sueño me había despertado, pero ahí estaba, como si un rayo me hubiera iluminado con su luz. En mi cabeza sólo daba vueltas una verdad, una frase que se repetía una y otra vez. Adahy no llora cuando se pone triste, se enfada. Ay, de repente ví como me chocaba con mi propia sombra, y como al no darme cuenta lo proyectaba a mi hijo y no le dejaba libre. Yo tampoco lloraba, yo me enfadaba. Últimamente no mucho, porque en general me sentía bien y feliz, pero siempre un par de veces por semana me enfadaba… cuando en el fondo quizás me sentía sola, desbordada o simplemente triste. Una mujer necesita llorar a menudo, liberar sus tensiones, conectar con sus sentimientos. Un niño de tres años también. Pero había adoptado una forma de retener, de enfriar mis sentimientos, esconderlos y no sentirlos, convertirlos en enfado. Cuando te sientes desamparado y frágil piensas que el enfado te puede proteger, alejar y defenderte del enemigo. Pero lo único que consigues es desconectar con tus verdaderos sentimientos y crear tensiones que luego se manifiestan como enfermedades. Y ahora mi hijo había adoptado mi forma de enfrentarse con los suyos. Pensaba en mi madre, que según recuerdo, se enfadaba a menudo. No demostraba su tristeza, no lloraba con lágrimas suaves y mirada dulce que buscaba un poco de apoyo o empatía. Se enfadaba hasta el punto de llorar de ira, y luego se volvía a cerrar bajo una sonrisa plácida y fría. Yo hacía lo mismo. Y ahora mi hijo… de repente la habitación oscura me parecía ahogarme, pero ¿qué estaba haciendo? ¿Cómo no me había dado cuenta antes? Me había preocupado su enfado alguna que otra vez, pero simplemente le había clasificado como un niño muy sensible. ¿Cómo podría romper este ciclo antes de que fuera demasiado tarde, y enseñarle a sentir y aceptar sus verdaderos sentimientos? Casi tuve que empezar a reír de la simplicidad del asunto y mi propia ceguera. Claro, el primer paso siempre sería aprender yo misma a sentir y aceptar mis propios sentimientos. Necesitaba llorar. Necesitaba urgentemente llorar, por mi propio bienestar y salud.

Y nada más formular el pensamiento sentí ese nudo tan familiar en la garganta y empezaron a caer las lágrimas. Por fin lloré, después de tantos meses reteniendo. Lloré por la separación de mi pareja hace medio año (que todavía no me había permitido soltar ni una sola lágrima), lloré porque esa noche mi hijo se había quedado con su padre y me permití sentir lo mucho que le echaba de menos. Lloré porque mis padres se marchaban a Finlandia en un par de días, y les iba a echar tanto de menos. Lloré porque a veces me sentía sola, porque las cosas no siempre salían como yo hubiera querido, porque estaba preocupada, por todas las cosas que pasaron el verano pasado y porque mis hermanos se encontraban tan lejos. Lloré porque echaba de menos a la casa donde vivíamos antes de la separación, y aunque aquí estaba tan a gusto y contenta, lloré por no poder ver desde aquí los amaneceres tan sublimes y hermosos sobre el mar. Lloré porque simplemente había un granito de tristeza dentro de mí, que necesitaba salir.
Cuando el nudo en la garganta se había resulto dejé secarse las lágrimas en la mejilla, con una sonrisa relajada en mi cara.

Con las lágrimas los mocos empezaron a caer también, por fin, porque llevaba más de un mes con la nariz tapada sin ni siquiera poder sonarme. Una amiga y psicóloga me había recordado hace unas semanas que los mocos eran lágrimas, y cuando tenías muchos mocos era que en realidad necesitabas llorar por algo. En ese momento pensé en mis mocos que no salían, que se quedaban como una piedra dura dentro de mí hasta el punto de despertarme por la noche con la sensación de ahogarme. Por primera vez en tanto tiempo respiré sin dificultad por la nariz.

Me sentí liberada y en paz. Ahora podría con sinceridad y empatía ayudarle a mi hijo a llorar cuando estaba triste. Si me liberaba yo, él también se iba a liberar.
Daba las gracias por haberme dado cuenta, tarde pero aún a tiempo, y veía como el sol empezaba a mandar su luz a través de la cortina. Eran las seis y media de la mañana, me levanté y decidí dar un paseo con el perro hasta la colina de enfrente. Desde ahí no podría ver los mismos amaneceres que desde la otra casa en la playa, pero podría disfrutar de otra.

Alguna que otra lágrima se seguía escapando mientras caminaba, y se mezclaba con mi sonrisa liberada. El canto de los pájaros, el olor a romero y campo, la siluetas aún oscuras de los árboles y las montañas sobre un fondo lleno de luz amarilla y púrpura… fue un regalo temprano, una recompensa del universo por haber dado este paso tan importante en mi camino.