viernes, 21 de enero de 2011

Desde la oscuridad se vuelve a nacer- sobre la violencia

No es más que un alma frustrado, dañado y remprimido. Su luz que brilla no es su luz interior divina, si no estallos de rabia, dolor, y enfado. En la profundidad, debajo de su escudo duro y manipulador se esconden sus sueños y deseos reprimidos, dañados y olvidados, tan olvidados que ni siquiera las reconoce cuando una grieta las trae a la luz.

Un ser humano dañado en un animal peligroso que lucha con sus instintos de supervivencia. Un hombre dañado en lo más profundo de su alma no diferencia la luz de la oscuridad, ni el deseo del alma del ego, ni el umbral del dolor de otra persona. Un hombre con su esencia dañado es un animal asustado que responde violentamente, manipulando la realidad para ajustarlo a su dolido interior. Un hombre dañado intenta atrapar a la luz para convertirlo en suya, dominarla y poseerla. La inocencia es su segunda presa, y el amor la tercera. Roba su piel, y la deja tirada bajo el frío invierno cuando descubre que no le alivia el dolor. Deja su alma como una hoja tirada en la calle después de que el viento termine su juego con ella. Mojada, quieta y sin poder volver a volar, pisada y dañada por pies inconcientes. Hasta que un niño la descubra y la lleve a su casa para contemplar su preciosos colores o el tiempo la convierta en tierra y vuelva a a su hogar. 

Dentro de él soplan los vientos del desierto, que sólo remueven arena quemada sobre más arena. El vacío a veces es tan grande, que lo intenta llenar con la luz de aquella jóven, masticandola, anulandola y convertiendola en suya. No de palabra, si no de cuerpo y alma.
Sus dioses es la culpa y el poder, y el único amor que conoce es el que anula a la otra persona intentando que las gotas de jugo que exprime de ella calme la tormenta en su interior. Pero la tormenta sólo se calmará cuando escuche a su alma que grita frustrado, encerrado en la oscuridad, cuando descubra la esencia de la vida, la belleza de dejar vivir y la sútil palpitación del amor que no desea poseer.

Aún así le puedo dar las gracias. Por demonstrarme mis debilidades, lo que necesito cambiar, y lo que es realmente valioso en mi interior y necesito proteger de su mirada. Por intentar dominarme y anularme, y así simplemente conseguir hacerme más fuerte y que mi luz brille con más intensidad. Porque después de haberme robado la piel, la fría soledad me arropa y me demuestra mi calor interior, el silencio en mis oídos se convierten en el sútil canto de mi alma. Apredí a preguntar "¿Quién es?" antes de abrir la puerta, por si acaso era otro depredador hambriento. Ya conozco su olor y sus trampas, sus pasos silenciosos no me pueden sorprender. Rastreando le siento venir y le bloqueo el paso. Aquí no entra más, este es terreno sagrado. Después de mi huida pude volver a nacer.

Mi aliento la dedico a todas las mujeres que aún luchan por volver a ser libres, encontrar su piel robado y conseguir volver a brillar. A todas las mujeres manipuladas, violentadas emocionalmente y físicamente, dañadas, reprimidas y no escuchadas.
Después de la tormenta nos espera una calma que asusta y duele, deja a nuestra vista la carne quemada, los destrozos y la fragilidad de nuestro ser. Pero la quietud llena la soledad y el amor verdadero puede volver a brotar en tierra fértil. El alma dañado se curará con la inocencia, la verdadera, la que significa conocer la maldad pero aún así seguir creyendo y quierendo lo bueno. El sol, aunque hoy no brilla, tan sólo se esconde detrás de una nube gris. Y la fuerza, la fuerza más grande y poderosa, es la que habita dentro de nuestro alma, nuestra mujer interior, sabia y amorosa. Si aprendemos a escucharla podemos romper los muros y escudos que le encierran, recibir su guía y protección a través de su susurro silencioso. Un susurro que se convertirá en nuestro grito de libertad. Con alas frágiles damos el salto hacía el vacío, el aire aliviado nos recoge y volvemos a volar.

1 comentario:

  1. Que razon tienes... se ponen los pelos de punta. Una voz sincera que rompe la piel a jirones abriendose camino desde nuestras jaulas. Pero estaremos para luchar juntas porque no puede arder la madera mojada. (Alicia)

    ResponderEliminar