jueves, 16 de enero de 2014

Sexualidad femenina

En el colegio nadie me explicó que la sexualidad femenina era distinta a la de los hombres. En realidad no sé habló de la sexualidad. El profesor sacó tartamudeando un plátano y un condón del maletín, nos enseñó como ponerlo y luego empezó a hablar de óvulos y sangre. Nadie se atrevía a mirar a nadie, y más de uno tiñó sus mejillas de rojo tomate. En el colegio no nos aclararon nada, y lo que necesitábamos saber (creíamos) ya lo habíamos aprendido de MTV, las revistas de moda y lo que nos contaban las demás. Pero en ningún momento se nos habló de la sexualidad desde una perspectiva femenina, que no fuera "cuidado que te puedes quedar preñada y entonces lo has jodido". Más bien se nos transmitió quizás inconscientemente que en el fondo las mujeres ni desean ni necesitan sexo. Y los hombres si, a todas horas, como sea y con quién sea. ¡Cuánto daño no se ha hecho ya a la sexualidad tanto femenina como masculina.. ya es hora de que cambie! Así que uno mi voz a tantas otras que escriben sobre lo mismo: sexo. Con el fin de que nos quitemos las ideas rígidas y anticuadas de lo que es la sexualidad. Quitar los tabúes y hablar abiertamente no es suficiente, porque eso ya lo hemos hecho durante años. Seguimos hablando de sexo desde una perspectiva masculina, o como si estuviéramos ovulando 30 días al mes. Cómo si el deseo del coito y el orgasmo fuera lo único importante. Es tan sólo una faceta, una milésima parte de lo que es la sexualidad femenina.
Nuestro ciclo sexual es mucho más que eso. Se va transformando a lo largo del mes, a lo largo de los años, dependiendo de la etapa de la mujer. Los orgasmos dependen del ciclo menstrual, la intensidad, la forma, la altura... el deseo, y el objeto de deseo igual.


Mi ciclo sexual

Ovulación
Quizás es la faceta de la sexualidad femenina más conocida, la que decoraba las banderas de guerra de la liberación de las mujeres. Mujeres a quienes les gusta el sexo, disfrutan y desean. Viviendo en una sociedad patriarcal como estamos, seguimos atados a un falocentrismo que asusta, donde el coito y el pene tienen el protagonismo absoluto. Cuando conseguimos deshacernos de eso, cada una en su intimidad y sus fantasías para empezar, podremos disfrutar de verdad más allá de lo que es el placer genital.
Pero en los días ante de ovular el deseo es hacía fuera, destinado hacía una cosa: el orgasmo y el disfrute corporal. El simple roce del pantalón contra mi vagina es placentero. Ver unas manos fuertes o un trocito de barriga me pone a cien en pocos segundos.  Los que teneis gatos y perros veréis el parecido cuando van con la cola hacía el lado, andando hacía atrás buscando al macho... parece que gritan "¡¡aquí, aquí está el agujero!!". Bien más o menos, así busco a mi pareja, me rozo con su pierna, maullando como un gato. Todo mi ser biológico grita que ahora estoy fértil, ahora podemos poner nuestro granito de arena (o esperma) para salvar la humanidad.

Premenstrual
Pasada la ovulación el fuego interno se apacigua. Suele nacer en mi un deseo distinto, destinado a cuidar, cuidarme y a los míos. Cuidar las semillas de mi vida. Disfruto en la bañera viendo el juego de la espuma y el agua sobre mi rodilla. Siento mi cuerpo desnudo, el goce de mi misma dentro de mí. El deseo es calmado y sensual. Disfruto del suave roce del otro cuerpo, la compenetración, el convertirnos en uno.

Menstruación
Durante los días de sangrado el deseo cambia. Se transforma. No es directo ni lineal como en la ovulación, si no caótico y animal. No desea cuerpos humanos ni piel, si no olores fuertes, lobos, tierra... Son unos pechos hinchados debajo de una blusa sin sujetador, pezones rígidos, faldas anchas, tambores y sangre. No tiene forma, no tiene color. No está dirigido hacía el orgasmo ni lo necesito. (si no lo quiero usar para aliviar alguna molestia o tensión en el útero o los ovarios). Andar descalza y enterrar los pies en el barro, recolectar mi sangre y pintar algo con ella, es erótico y sensual, erótico y sexual. Más que nunca. Nace en el submundo y sale de mi garganta como el aullido de una mujer-loba. Una faceta de la sexualidad femenina tan malentendida, tan escondida, tan tabú.  te sientes poderosa, fuerte, sexual. Casi destructiva. La Diosa Kali que reina sobre la muerte, hermosa y lleno de erotismo.


Parto y lactancia

Recuerdo la primera vez que vi las palabras "sexualidad" y "parto" en la misma frase. Tenía a mi bebé de pocos días amamantando en mi pecho mientras navegaba entre blogs y páginas sobre parto y crianza. Leía el párrafo una y otra vez. Ya no recuerdo quién lo había escrito, pero más o menos hablaba de que el parto era uno de los momentos más importantes del ciclo sexual femenino, el más fuerte y potente. Por qué nadie me había contado eso antes? De repente entendía por qué mi parto avanzaba tan lentamente, por qué después de haber dilatado 10 cm me llevaron al quirófano para hacerme una cesárea. Si el parto debería ser una experiencia sexual ya me había encontrado con varios problemas. Primero, que sexualmente no me conocía ni me respetaba ni disfrutaba ni... en fin, estaba tan desconectada de mi cuerpo y mi propia sexualidad como podría haber estado. (Cómo, cuando empecé a mirar a mi alrededor, la mayoría). Y segundo, si el parto debería ser una experiencia sexual... cómo creen en serio que eso podría funcionar entre médicos, matronas que entran y salen, pinchazos, miedos, luz tensa... Ahí empezó mi camino hacía mi misma, hacía mi propia sexualidad.
Descubrir los partos orgásmicos un tiempo después fue como una afirmación, claro, así es como debería ser. La sexualidad no torna alrededor de un pene. Ni los partos alrededor de un médico. Pero mientras seguimos desconectadas de nuestra sexualidad cotidiano, nuestros partos y embarazo seguirán siendo momentos incontrolables y insoportables donde necesitamos la ayuda de la medicina para poder parir. Tan sólo piensa en lo doloroso que es un coito si no estás excitada y dispuesta. El parto implica las mismas hormonas, los mismos músculos, los mismos órganos. Si no estás excitada y dispuesta, si no tensa y llena de miedos, ¿cómo no va a doler?

Luego, unos meses más tarde leí en el libro de Carlos Gonzáles "Bésame mucho" cómo el hecho de dar el pecho en algunas mujeres les llevaba al orgasmo. Sí, yo también podía percibir ese cosquilleo en mi interior (que luego, años más tarde aprendí que era mi útero que palpitaba con el chute de oxitocina que se liberaba). Algo tan tabú, parece tan perverso por el hecho de haber un bebé (TU bebé) de por medio. Pero es la naturaleza femenina, igual de aceptable y hermoso que cualquier otra cosa. Y lo más importante, es tan sólo una faceta más de la sexualidad femenina.

Igual, la sexualidad masculina no creo que pueda ser tan limitado y falocentrado como nos lo venden. Tan lineal, tan comprimido en un sólo órgano. No lo creo, y si hay algún hombre que lee esta entrada estaré encantadísima de leer su experiencia. Porque deshacernos de ideas limitadoras y anticuados es nuestro deber como mínimo, para poder transmitir la visión de una nueva sexualidad, respetuosa y sana, a nuestros hijos.

domingo, 12 de enero de 2014

¿Dolor menstrual?

Empecé escribiendo esta entrada con una idea totalmente distinta de lo que acabaría siendo. Quería escribir una entrada sobre posturas y movimientos que alivian el dolor menstrual, pero se convirtió en otra cosa (ya dedicaré una entrada aparte a eso). Suele pasar. Tienes una idea en la cabeza pero mientras escribes las palabras e ideas empiezan a fluir desde otro lugar y dejas de razonar. El texto nace.

¿Dolor menstrual? Yo también.  De vez en cuando también convivo con lo que difusamente llamamos "dolor menstrual". Hace años, ese termino difuso de dolor que compartíamos casi todas mis amigas y yo, se convirtió para mí en un diagnóstico de ovarios poliquísticos y endometriosis después de pasar una noche en urgencias debido al fuerte dolor pelviano. Entonces entendí que tenía que cambiar algo, buscar la respuesta a mi dolencia en mi interior. Empecé a conectar con mi útero a través de la danza del vientre. Luego empecé a hacer relajaciones del útero casi a diario. Leí todo lo que encontraba sobre el ciclo menstrual y aprendí sobre mi sangre y mis arquetipos en varios cursos y talleres. Sí, el dolor desaparecía poco a poco. Se transformó. Se convirtió en palabras y emociones, en una nueva conexión con mi cuerpo femenino. Descubrí el impacto del estrés sobre nuestro útero y ovarios, lo importante que es escucharse y sentirse. Un efecto secundario fueron los orgasmos intensos, la posibilidad de poder controlar la sangre menstrual y no tener necesidad de usar compresas o tampones, y poder sentir mi útero palpitar cuando me emociono.  Algo, que creo que todas las mujeres estamos diseñadas para sentir y experimentar, si no fuera por la ignorancia y desconocimiento que cubre nuestra sociedad.

A veces vuelvo a tener un dolor difuso durante la menstruación. Aparece cuando estoy demasiado cargada de trabajo y autopresión... o simplemente no estoy en el aquí y ahora como debería estar. Pero en vez de tomarme una pastilla para aliviarlo, intento escuchar lo que mi cuerpo me quiere decir. Si escucho atentamente mi cuerpo no tiene necesidad de gritar en forma de dolor.

No soy médico. No sé las causas biológicas de los dolores menstruales, pero por mi propia experiencia y las experiencias de muchas mujeres en mis talleres y a mi alrededor he sacado algunas conclusiones.

1) El dolor menstrual debido al estrés, la autopresión y la competividad.
Antiguamente se solía decir que la endometriosis era la enfermedad de la mujer trabajadora. La sufría las mujeres que competían en un mundo patriarcal por demostrar su valía. Por querer hacerlo todo, abarcarlo todo. Tantas, tantas veces he comprobado como el estrés influye negativamente en el dolor menstrual. Muchas veces basta con parar el ritmo y escucharse. Si siento que el dolor que tengo es de ese tipo sé lo que tengo que hacer. Unos minutos de relajación y luego bajo la atención a mi pelvis. Actúo y siento desde ahí para evitar la competividad y presión que nace en la mente. Digo a las personas que tengo a mi alrededor que mi cuerpo necesita descanso y me deshago de todas las obligaciones posibles. Me dejo estar. Me acepto.

2) Dolor menstrual debido a un útero tenso.
El útero es un músculo liso. No la podemos controlar voluntariamente, pero igual que el corazón es afectado por nuestras emociones también lo es el útero. Si sentimos miedo nuestro corazón se acelera. No podemos voluntariamente bajar el ritmo, pero todos sabemos que si nos relajamos, el ritmo del corazón también enlentecerá. Cuando sentimos miedo nuestro útero se contrae y aunque no podemos relajarlo voluntariamente podemos hacerlo relajándonos y relajando los músculos alrededor. Igual que todas las emociones afectan a nuestro corazón, también afectan a nuestro útero. El útero en muchas culturas es llamado el segundo corazón, es de ahí donde nacen nuestros hijos y proyectos. Es un órgano vivo que es afectado por todo lo que pasa en el resto del cuerpo.  

3) Un útero lleno de sangre menstrual que necesita vaciarse.
Desde hace un año no uso tampones ni compresas si no lo que suelen llamar sangrado libre. Consiste en controlar el fluyo de la sangre, sentir cuando el útero está lleno y necesita vaciarse y en ese momento dirigirse al baño y soltar la sangre. Cuando el útero está lleno de sangre empieza a mandar mensajes al cerebro a través del cuello del útero que funciona como un esfínter. Si no vacías la sangre manda señales más fuertes, incluso dolorosas. Lo suelo comparar con cuando tienes muchas ganas de orinar o defecar pero te aguantas. Primero el cuerpo te manda señales suaves, pero luego es casi doloroso si te sigues aguantando. Con el sangrado menstrual pasa lo mismo.
Entonces, como yo creo firmemente en que todas las mujeres están diseñadas para poder controlar su sangrado menstrual, ¿qué pasa cuando sus úteros se llenan de sangre pero la mujer no recibe o entiende el mensaje que le manda su útero? ¿Cada vez sentirá ese dolor punzante hasta que se produce la descarga y se llena la compresa o el tampón de sangre? Si es así, quizás gran parte del dolor menstrual que sentimos es sólo eso, un mensaje natural y útil de nuestro cuerpo que no sabemos descifrar.

Ojalá se pudiera destinar dinero y esfuerzo para investigar las causas del dolor menstrual y cómo funciona el sangrado de verdad. No la parte puramente biológica que ya conocemos, si no la raíz del problema. Para mí, es imposible separar el cuerpo físico del cuerpo energético y emocional, y la científica y la psicología ya ha reconocido la importancia de las emociones y el estrés sobre tantas enfermedades y órganos del cuerpo. A qué estamos esperando para reconocerlo también cuando hablamos de la menstruación? El día a día de tantas mujeres que está controlado con hormonas y pastillas, que quizás mejoraría con simplemente concienciarse y conectar con sus cuerpos femeninos a otro nivel.