domingo, 6 de diciembre de 2009

La Danza del Vientre y la Mujer

El primer baile
Mucho antes de que los humanos aprendieron a comunicarse con el lenguaje, los hombres y mujeres se expresaban a través del arte y la música. Los pueblos originarios usaban la mágia del baile en todos los acontecimientos importantes de la vida, las celebraciónes, la caza, la enfermedad, el nacimiento de un nuevo ser vivo y los rituales y ceremonías. Y no es de extrañar, ya que quizás el primer sonido que escucha un bebé antes de nacer es el latido del corazón de su madre. Es un ritmo que le acompaña cada segundo hasta que nace, a veces más rápido y fuerte, a veces más tranquilo mientras que la madre descansa. Es un ritmo que llevará dentro de sí en la vida exterior, y intentará reproducirlo con palillos y piedras. El baile también es algo innato, ya que el mundo es movimiento, y los latidos del corazón de la madre es una contracción de músculos, movimiento interno que el bebé percibe. El bebé vive el movimiento de su madre dentro del vientre, y para él no existe otra cosa, el primitivo baile y los sonidos que le llegan y formarán su música.

La Danza del Vientre

Los movimientos de la Danza del Vientre se han creado para el cuerpo femenino, para centrar y hacer fluir la energía de su vientre. Aunque todas las partes del cuerpo participan en el baile, el mayor movimiento se centra en la pelvis y la cadera, donde también se centra la energía femenina. Por eso tiene tantos beneficios para todo aquello que significa ser mujer: el ciclo menstrual, el embarazo, el trabajo de parto, la sexualidad... esta danza nos hace conectarnos con nosotras mismas, con nuestra propia esencia y esa mujer que todas llevamos dentro pero que muchas veces no conocemos. Desde pequeñas nos han enseñado a valorar el pensamiento crítico y la inteligencia (algo normlamente relacionado con lo masculino), y hemos dejado al lado nuestros sentimientos y nuestro bienestar psíquico y espiritual. Sin el pensamiento y la mente no somos seres humanos y sobra decir el valor que tiene para nosotros. Pero sin nuestros sentimientos y sensibilidad tampoco lo somos, y la Danza del Vientre nos puede ayudar a encontrar el equilibrio entre estas cualidades. Cuando aprendemos a hablar a través de nuestro cuerpo, liberando la creatividad y la imaginación, aprendemos también a desarrollar nuestros valores intuitivos que luego podrán trabajar junto con nuestro intelecto para convertirnos en mujeres fuertes y realizadas.

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